El teléfono vibró por tercera vez consecutiva en un minuto. Daniela se inclinó sobre él para afirmar lo que ya sabía: llamadas perdidas de Daniela y Mario.
Un largo suspiro acompañó la tarde.
Llevaba todo el día sin comer y casi sin tomar agua, inconscientemente, aunque nadie la había llamado para que bajara y los acompañará.
Mario. Mario. Mario. Mario.
Cuándo había decidido que era buena idea involucrarse con el tipo más a b o r r e c i b l e del planeta?
No tenían nada en común más que la escuela, los amigos y que eran seres humanos.
Mario era un playboy total, le encantaba ser todo un socialité, las fiestas, sus carros, su moto, las cosas caras y la playa.
A ella le gustaba Maroon 5, Teagan & Sara, Ellen Page, los canarios, las bicicletas y sólo consideraba a Diego y Daniela como su crew, nada que ver con Carla Ripoll y su pandilla tipo Blair Waldorf.
Terminó de leer por vez #1000 una revista de Marie Claire viejísima, perteneciente a su mamá y la botó a un lado del buró. Eran cuarto para las siete de la noche.
Tocaron a la puerta de su cuarto.
Daniela
Era la voz de Mario, su amadísimo novio.
Por qué esconderse?
Si ya sabe todo para qué viene?
Tal ves porque no contesto... sea como sea le debo una explicación...
Daniela?
Abrió la puerta y lo vió parado, indeciso, con cara extraña sosteniendo entre las manos las llaves de su carro.
Como estás?
...
Se quedó trabada sin decirle nada, se quitó de la puerta como ademán de dejarlo pasar y él pasó.
A pesar de que la mayoría de hombres y mujeres encontraban a Daniela bastante feucha, producto de casi no arreglarse, y con planta un tanto de hombre, siempre, desde la primera vez que la vió, despertó en Mario una atracción de un tipo que no había sentido y, a pesar de ser un playboy y de poder tener prácticamente a la que él quisiera, a pesar de todo, él la quería a ella.
El silencio era tanto que lastimaba los oídos.
Daniela tragó saliva nerviosamente y por alguna razón supo que Mario ya no se sentía enojado o defraudado o cualquier sentimiento que antes le hubiera invadido.
Estaban parados sin hablarse a un lado del buró de la cama, en completa oscuridad, con las manos colgando estúpidamente a los lados.
Escuchaban sus latidos en las orejas y la tensión era mayor.
Mario se movió primero hacia ella y le tomó las manos, ella lo miró extrañada por lo que se dió cuenta que iba a pasar, y sobretodo porque se dió cuenta de que lo deseaba.
Mario era el primer hombre con que había deseado hacer eso.
Silencioso, Mario le quitó la ropa poco a poco y porfin sus bocas se entendieron y el uno al otro se complementaron.
Fue como un dulce sueño, irreal, nuevo y extraño.
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Daniela & Daniela
RomanceEl engaño es lo peor... pero, lo puedes perdonar si es fuera de lo común? Daniela L. y Daniela C. tantean los límites de la amistad y ponen sus vidas, amistades y familia en shock...aunque la reputación al final, puede ser la única que se pierda...