Tres

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Había que ir a la biblioteca para ver el partido Chile-Argentina y el Negro seguía pegado en el baño.

–¿Tai bien? Necesitai una toallita...–lo empezamos a wear y se abrió la puerta.

–¿Quién es? –preguntó copuchento el Negro.

–El Benjamín, sigue cagando hueón, suelta el mojón no veí que aún vamos a cero –el Pipe rodó los ojos y el Benjamín pasó por al frente mío para pasar al baño de al lado.

–VAMO VARGA VAMO VAMO...GOO...casi –el Pipe se había asomao al pasillo.

–¿Gol? –negó con la cabeza –va a ganar Argentina estoy seguro.

–No creo –opinó el Sebastián saliendo del baño.

–¿Quién te preguntó? –le eché la choría.

–Uyy –empezaron a weiar los culiaos.

–Ya, estaba grande el mojón –dijo el Negro saliendo POR FIN del baño.

–Bueno Matías, se van a ir a penales y va a ganar Chile –el Benjamín me tiró agua y me chorié.

–¡Deja de wearme! –me tiré arriba de él pa' tratar de pegarle pero me agarró las manos y me miró.

–18 años contra –me miró riéndose –¿15 años?

Salió y se fue a la sala haciendo un signo de paz.

–Van a terminar juntos –el Negro se secó las manos en la polera del Pipe.

–Cállate hueón, me da asco el culiao, ¡No soy gay! –rodaron los ojos y me enojé –, yo...estoy pololeando, ¿felices? –salí y me fuí a terminar de ver el partido.

**

Se fueron a penales y ganó Chile, yo sabía, qué dije.

Iba pateando piedras de camino a mi casa, me quedé a taller de Teatro y la weá terminó a las 6, me pasa por tratar de quedar en el taller más fácil.

–¿Me estaí siguiendo? –de un negocio salió el Benjamín y me agarró el brazo.

Pegué el medio salto, mono culiao me quería asustar.

–¿Eri gay? ¡Vo me estai siguiendo! Por tu culpa todos me molestan contigo, erí demasiado cuma culiao –se rió, me miraba, y se volvía a reír.

–Conchetumare, ¡Tú gustai de mí! Acepta que te gusto y ya –gritó.

–Uy el maricón. ¿PA' QUÉ QUERÍ QUE LO DIGA? –me alteré, me cargaba que el culiao me hablara.

Mi gritó fue tan fuerte que se quedó callado mirándome. Sentí como mis cachetes me empezaban a arder, como estaba de noche no se iba a notar, por lo menos.

–¿Por qué te poní rojo niñito? –puse los ojos en blanco y seguí caminando.

Me siguió y me agarró la mano.

–¿Te vai a enojar? –lo empujé y lo empecé a putear, unas personas que estaban cerca nos miraban.

El hueón me tomó las manos, estaban heladas y yo estaba caliente hueón, de los nervios sí.

–No te molesto más hueón –suspiró y me acarició la mano.

Y se fue.

Fleto culiao.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora