La luz de nuestro camino [ YuYuu / Omegaverse ]

✿ Capítulo 1 ✿

— Ngh, Yurio —los jadeos y gemidos que emitía el pelinegro no se hicieron esperar en aquella habitación.

El alfa besó desesperadamente al omega que se encontraba debajo suyo con mucha pasión, los labios de ambos estaban rojos e hinchados.

— Y-yurio, n-no voy a aguantar más —dijo al separarse por falta de aire, sentía cómo su cuerpo quemaba al sentir las deliciosas caricias que el rubio le ofrecía.

— recién estamos comenzando, cerdo —besó su cuello ansiosamente—. Así que aguanta.

Sus manos se dirigieron en dirección a sus muslos, haciendo sus ataques más voraces.
Tomó con sus labios y lengua uno de sus pezones, haciendo que Yuuri se retorciera aún más.

— A-ah...

Una mirada lasciva acompañada con una sonrisa traviesa se posaron en el hermoso gesto del omega, quería escucharlo hasta su límite; se puso de rodillas y separó las delgadas piernas de su amante, así pudo observar su humedad a simple vista.

— eres todo un pervertido —sin agregar otra cosa, colocó las piernas de Yuuri sobre sus hombros y levantó su cadera, rozando su excitada erección en su entrada.

— ¡Yurio! —no aguantaba, quería tenerlo dentro de una vez por todas. Yuri volvió a sonreír.

Introdujo su miembro con lentitud, esto provocó que el omega gimiera aún más por la desesperación.
A mitad de camino lo sacó para volver a introducirlo un poco más rápido hasta llegar al tope.

— Ngh —su quejido logró que el alfa mordiera su labio y comenzara a embestirlo suavemente.

Las embestidas, los gemidos y jadeos parecían estar en total sincronía.
El omega se aferró a las sábanas mostrando su desesperación por la actitud del rubio.

— Yurio, por favor... ngh —gemía de forma descontrolada al sentir que el ritmo se apresuraba.

Ambos tenían un precioso sonrojo en sus mejillas, el contrario provocaba esa reacción en el otro debido a su comportamiento.

El alfa aceleró las embestidas, el sonido que emitía el choque entre sus cuerpos sudados y excitados era simplemente música para su oídos, por igual estaban los hermosos gemidos que Yuuri dejaba escapar. Le encantaba escucharlo gemir su nombre.
Unos movimientos después, el alfa tomó el miembro del lindo omega con una mano para poder seguir sosteniendo su cadera con la otra y lo empezó a masturbar.

— ¡Y-ya casi! —gritó cuando sintió su mano en su miembro.

Yurio rezaba por no perder la pequeña pizca de cordura que aún se encontraba en él, pero era difícil contenerse si escuchaba los gemidos y jadeos de la persona más amaba en el mundo.

— C-cállate, cerdo, o voy a... —no pudo terminar de hablar cuando sintió un líquido caliente correr por su mano y escuchó un gemido aún más potente que los anteriores.

Esa fue la gota que derramó el vaso.
Yurio no pudo aguantar más y penetró lo más rápido que pudo a Yuuri. Lo que recibió fueron muchos más gemidos. Cuando sintió que iba a correrse, salió del cálido interior del que se encontraba y dejó escurrir su líquido por los muslos del japonés.
Por poco y se corría dentro de él.

Los dos amantes trataban de regular su respiración, el ruso cayó rendido al lado del pelinegro y lo abrazó por la cintura de forma sobreprotectora.

— Te amo, cerdo —entrecortado le susurró al odio.

— Y yo a ti, Yuri —y con esas preciosas palabras, la feliz pareja terminó en un profundo sueño.