Locura

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"¿Por que nadie me cree?, ¡no estoy demente!, lo juro, soy una persona totalmente racional", siempre repetía esas palabras cuando llegaban los enfermeros a obligarle a tomar esas pastillas que le afectaban su psique.

Lo era, era completamente racional, sabía diferenciar el bien del mal, aún así, le mantenían en ese manicomio.

Vió las paredes blancas antes de suspirar, la movilidad de sus brazos era nula gracias a la camisa de fuerza, aquella que le habían colocado tras intentar "lastimarse" y dejarse aquella marca fea en su pecho.

En momentos como ese es que le llegaba a su mente aquella pregunta, ¿cómo es que había terminado así?

Oh si, ya recordaba, había sido gracias al rompecabezas del milenio que tenía alrededor de su cuello, un "lindo" gesto de parte de los encargados del lugar que pensaban que le ayudaría a mantenerse cuerdo, cosa errónea, él solo quería deshacerse de aquella cosa del demonio.

Si supieran el infierno que había sufrido desde el momento en que coloco la última pieza en su lugar, ellos mismos hubieran quemado ese objeto hasta que el oro del que estaba hecho fuera completamente líquido.

Sólo quería un amigo, alguien que estuviera ahí para él en las buenas y en las malas, alguien con quién reír y jugar... sólo eso pedía, sin embargo, su cuerpo había sido poseído por un antiguo espíritu egipcio que lo usaba para castigar a las personas que le lastimaban.

Un espíritu que le protegía de todo mal, aquello sonaba increíble, ¿no?

Pero aquello estaba muy lejos de sus principios, odiaba lo que hacía, ese ser no se sentía satisfecho con una amenaza o un par de golpes, no, le gustaba hacerles sufrir, que suplicarán por una piedad que no les sería otorgada; los más afortunados terminaban con un par de semanas o meses en el hospital, otros como Kaiba quedaban en coma pero, los más desafortunados...

No tenía la menor idea de que sucedía con ellos.

Aquello ya no pintaba bien, ¿verdad?

Fue en el momento que no supo nada sobre Ushio que entendió que, sino hacía algo, más personas serían lastimadas por aquél ser, así que, dejando de lado el miedo que sentía por lo que sucedería, decidió hablar con él.

A pesar de todo lo que había sucedido, el ente parecía amigable, había algo en el que hacía que sintiera una confianza que jamás había sentido por alguien más, aquél que se hacía llamar Yami aseguro que, si aquello no era de su agrado, dejaría de hacerlo, que le preocupaba su bienestar pero también que se sintiera bien a su lado.

Él a cambio decidió permitirle usar su cuerpo cuando quisiera.

Todo parecía ir perfecto, los ataques habían cesado y había conseguido un amigo que jamás le dejaría, alguien que compartía sus mismos gustos pero, no todo pintaba de color rosa y lo supo un día de verano.

Anzu, su amiga de infancia, le había invitado al arcade, una salida de amigos para darle la bienvenida al verano decía ella, aquello le había convencido y acepto ir.

Todo parecía ir bien, Yami le había ayudado a elegir una camisa para la ocasión pero, había algo en él que le había hecho dudar sobre si ir a su salida.

"— Yugi — Musitó el ente mientras se colocaba la camisa — Jamás vas a tener un mejor amigo que no sea yo, ¿verdad?"

Esas palabras habían causado un escalofrío en su ser, aún así decidió ocultar aquello y le sonrió, alegando que jamás habría alguien igual que Yami, el espíritu sonrió también antes de desaparecer en el interior del rompecabezas.

Locura (Drabble Puzzleshipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora