-¡Mamá! No te vayas.. ¡No!.. -Lloraba en aquellos momentos dentro ya del colegio.
-¡Laura, no llores, debo irme, luego nos veremos!- Vi que sus ojos estaban llenos de lágrimas de la pena de la que la quería que odiaba estar allí.
Yo en cambio, seguía llorando y al final me cogió una joven profesora del brazo y me intentó tranquilizar, llevándome hacia la cola de clase.
-¡Venga, Laura! La verás cuando acabe la mañana.. No te preocupes. Pero yo seguía llorando hasta que me tranquilizé al llegar a la clase, al saber que mis compañeros me miraban y mientras me secaba las lágrimas, me sentaba en un asiento de atrás, junto un amigo llamado Vicente.
-Hola, Laura. ¿Tú también has llorado? Debes ser fuerte como dice mi mamá.
-Pero es que.. -Snif-. Aspiro los mocos mientras vuelvo a pensar el por qué lloraba.
Recuerdo que lloraba por culpa de que mis pensamientos estaban centrados en preguntas e imaginación: ¿Qué pasaría si mi madre tendría un accidente? ¿Y si moría? ¿Qué haría yo sin ella? Yo la quería demasiado, claro está, con un corazón tan bueno y noble como el mío en esos momentos, dolía.
Entonces, empezó la clase y desaparecieron esos pensamientos.
La clase estuvo distraída, y me divertí mucho con Vicente. Me recuerdo riéndo y pasándomelo bien con él
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Un momento, que te cuento mi vida
Novela JuvenilAquí, cuento mi vida de un modo sentimental, divertido, solitario, extraño, fantástico y romántico. Que llore quien quiera llorar, porque mis lágrimas no son suyas. Que ría el que quiera reír, porque reirá conmigo y no de mí. Que sufra quien quiera...