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Pichit miró a Yuuri apenado cuando éste le abrió la puerta del departamento. Se sintió realmente mal.

—Lo siento Yuuri, yo...

—¿Te despidieron?

El tailandés asintió con la cabeza y las lágrimas inundaron sus ojos, el japonés no dudó ni un segundo en rodearlo en un cálido abrazo y acariciar su cabello.

—Si es por la renta, no te preocupes, puedes devolverme el dinero cuando lo tengas, Pichit, por ahora calmate, si no te quedaste con ese trabajo es porque cosas mejores llegarán.

El chico asintió con la cabeza mientras se aferraba más a su mejor amigo, era injusto, ambos sabían que ese despido era injusto. Sin embargo decidieron no hablar sobre el tema.

—¡Yuuri!— Viktor miró a ambos con la mano en el pecho, haciendo gestos dramáticos — ¿¡Yuuri, que está pasando!?

Los chicos se separaron y Pichit empezó a reír con lágrimas aún cuando vio al platinado haciendo pucheros.

—Cosas de mejores amigos, cariño — Respondió el Japonés.

—Yuuri no es mi tipo, Viktor— El tailandés levantó los hombros, y esta vez la pareja miró al chico indignados— ¡Ay, pero si ustedes son tal para cual!

Y así fue como en cuestión de segundos animaron al deprimido moreno, y ambos se encargaron de mimarlo y darle todo lo que el quisiese.

—¿Así se sentirá Yurio cuando está con ustedes? — Murmuró cuando estaban comiendo palomitas bajo una manta y esperaban los 20 segundos antes que cargara el siguiente capítulo de Vikingos — ¿De que se queja? A mi me gusta.

Yuuri sonrió ante su mejor amigo y Viktor notó que ellos realmente tenían una conexión, una en la que estaban ligados como si fueran hermanos.

—Entonces Pichit, ¿Como harás para conseguir trabajo?— Yuuri miró a su novio y le pellizcó el brazo sin que el tailandés se diese cuenta — ¡Ay, Yuuri, eso duele!

—No se preocupen— Respondió el de cejas pobladas, sonriendo— Osea, soy Pichit Chulanont, conseguiré un nuevo empleo enseguida, ¡Todo tiene solución!

Una semana después.

—¡Malditos idiotas, como tendré cinco años de experiencia si no me contratan!

Los chicos se sorprendieron cuando escucharon —Por primera vez— al tailandés tan enojado y diciendo groserías, llevaba una semana buscando trabajo, y aunque al inicio se veía animado, ahora se encontraba terriblemente molesto, como en ese momento, que se había pasado toda la tarde de entrenamiento requintando.

—El conseguir un empleo es complicado— Comentó Sara, se estiraba en la banca fuera de los camerinos, donde esperaba a Mila— Ten paciencia.

—Ya la perdió viuda, ¿No lo notas?— Argumentó Yurio virando los ojos.

—¿¡A quien le has dicho viuda, niño!?— Gritó Mila saliendo de los camerinos — ¡No estoy vieja!

—Estas un paso cerca al más allá, no tanto como el calvo, pero lo estás.

—Yuri, no hables así de Viktor— El japonés salió también de los vestuarios y se ubicó al lado de Pichit — ¿Quieres un café? ¿Algo que te anime?

—¡Lo que necesito es un empleo!— Suspiró— ¿Nadie conoce algún lugar? Lo que sea, incluso de limpia pisos.

—Quizás Beka sepa algo— Comentó el rubio— Le preguntaré más tarde.

—Si, yo le preguntaré a Micky— Siguió la morocha, la rusa gruñó al escuchar el nombre de su hermano — Hace poco empezó a trabajar en una oficina, puede que sepa de algún puesto.

Señor Jefe (PichitxSeung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora