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Creo que después de un tiempo uno termina volviendo al lugar en el que todo comenzó, tratando de sentir las sensaciones que una vez nos hicieron sentir seguros y felices. Buscando rastros de lo que un día fue y ya no es.

Tratando de encontrarse también a uno mismo en el intento es decir, la parte que dejamos de nosotros en ese atesorado momento.

Y nos culpamos por las decisiones de las que escapamos, por el terrible miedo al fracaso.

Y nos lamentamos por aquellas que al tomarlas, nos llevaron al borde del vacío.

Echamos de menos la felicidad que uno encontraba en la simplicidad de los pequeños momentos.

Mientras avanzo en mi vida, comienzo a notar lejanos esos días en los que el tiempo parecía a mi favor.

Y todo lo que me queda, es soñar por las noches en una vida que no me pertenece.
A veces se siente tan real, que da miedo despertar.

Supongo que así es como uno se llega a sentir ante el eminente vacío, ante la vulnerabilidad de tus sentimientos. El recurrente dolor en tu pecho que te exige ir por más aunque sabes probablemente, no exista nada después de eso.

Y en una plegaria al cielo, ruegas por que las cosas cambien. Ruegas volver a los viejos recuerdos, ya desgastados en tu memoria de tanto echarlos de menos.

Y entonces, en sueños me encuentro en el momento en que todo inicio y me doy cuenta que fue mucho antes de lo que creía.

Si contar las horas para llegar a soñarte por las noches esta mal, entonces no me dejes despetar.

CON AMOR, A TI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora