Hoy puedo decirte que no te echo de menos.
Lo intenté,
lo conseguí.
Fracasé.
Y pasaste a formar parte de un pasado incierto;
del que, sin duda, no existe un presente.
Solo un futuro ciego que no quiere verte la espalda,
para que te olvides de todos mis lunares de desnudez,
y pasar a ser mil pedazos de un todo indestructible;
al que quisiste por debajo de todo.
Sin darte cuenta de que estabas antes que nada.
Siendo nada.
Hoy puedo decirte que no te echo de menos.
Cierto es que nadie desaparece al completo de una vida ajena;
siempre queda un resquicio de lo que fuimos.
Pero nunca habrá un somos.
Ni un seremos.
Gracias.