Primero debo decir que no me pertenecen los personajes de Sherlock o Doctor Who. Son de la BBC.
Lo único que me pertenece es esta historia y la imaginación que utilice para crearla.
Espero que les guste.
Liz~
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El pequeño de ocho años corrió a su habitación y se metió en la cama. Tomó las sábanas y se cubrió hasta la cabeza, intentando escapar de su realidad. Sus preciosos ojos, claros como el agua, le ardieron por las lágrimas que querían salir, pero el pequeño puso toda su voluntad para evitarlo. Su madre no estaba allí para abrazarlo y acariciar sus rizos hasta que se calmara.
Su hermano mayor, una figura oscura y autoritaria era el culpable. El pequeño había pasado gran parte del día jugando en el jardín verde y floreado. Se imaginaba a sí mismo en un barco pirata, cañones sonando, oro y riquezas escondidas en múltiples cofres a su alrededor. Y a su tripulación peleando con espadas y cuchillos.
Pero, eso sólo era su imaginación. Un sueño roto por la autoridad de su hermano, que le ordenaba volver a lal casa, simplemente porque así lo deseaba. El pequeño obedeció sin reclamar, ya estaba acostumbrado a estas cosas, sobre que todo viniendo de su hermano.
Sus padres habían salido de la ciudad. Su madre, una brillante matemática, debía salir constantemente cada vez que publicaba un libro. Eran una familia peculiar: una brillante madre, un padre amoroso, un hijo mayor arrogante y un pequeño.. con un cerebro tan maravilloso que algún día todos en el mundo sabrían su nombre.
El pequeño se sentó en el sofá, alrededor de los cojines suaves, y tomó el control remoto de la televisión, que enseguida se le fue arrebatado por su hermano mayor.
— Vete, Sherlock. Yo estoy viendo tv. —le ordenó el mayor, mirando al pequeño con enojo.
— No. Déjame en paz. — le replicó el pequeño, mientras se recostaba entre los cojines y metía su dedo pulgar a su boca. Un hábito que debió dejar hace años. Su hermano mayor lo miró sorprendido y soltó, de repende, unas sonoras carcajadas.
— ¿Aún te chupas el dedo? ¡Sherlock, eres un bebé! —el mayor lo señaló sin dejar de reirse.
— ¡Callate, Mycroft! —el pequeño se fue corriendo a su habitación.
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El pequeño se frotó los ojos con sus manitos y se sentó en la cama, mirando hacia la ventana. La única fuente de luz en su habitación esa noche. Ya cansado de llorar, se levantó, posando sus pequeños pies en el suelo frío. Caminó con pequeños pasos hacia la ventana, pero se detuvo a medio camino. Un sonido raro, único y desconocido, como algo aterrizando, se escuchó afuera. El pequeño corrió a la ventana buscando el origen del extraño sonido.
Se encontró con una sorpresa, algo totalmente inesperado: una cabina telefónica azul, que pareció haber salido de la nada, estaba en su jardin. Tenía una luz brillante en el techo, que parpadeaba lentamente.
El pequeño abrió la boca, perplejo y sorprendido. ¿Cómo llegó esa gran caja azul en su jardín? Pues él no se quedaría ahí con la duda. Respiró profundamente y salió de su habitación. Desde la sala de estar pudo escuchar a su perro Barba Roja ladrando. Su hermano mayor no hacía mas que gritarle al perro que se callara, sin mostrar ningún interés en salir a averiguar porque ladraba.
El pequeño caminó con pasos silenciosos hasta la puerta de la cocina y salió al jardín. La caja azul seguía ahí. Su perro le ladraba al extraño objeto y le daba vueltas como si eso lograría que desapareciera. El pequeño dio un paso al jardín, sin importarle que sus calcetines se ensuciaran con el lodo y la humedad. Se sintió asustado al principio, pero su curiosidad y su instinto le ganaron.
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Sistema Solar (Wholock crossover)
FanfictionEl sonido de un joven llorando es algo que el Doctor no puede resistir. Esta es la historia de como el Doctor conoció al niño que, en el futuro, se convertirá en el primer y único detective consultor.