Me siento cansada, como si no hubiera dormido desde hace tiempo. Tengo dolores de cabeza frecuentes y por lo tanto nunca estoy de humor. No se lo que sucede y en parte me asusta. Tengo miedo de caer en aquella angustia profunda de la que tanto me costo salir. Tengo miedo de volver a ocultar las heridas. Tengo miedo de estar bien y de la nada romper a llorar. Tengo miedo de perder de nuevo el interés por la vida.