Capítulo 24

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No supe cuando me había quedado dormida, pero el sol delató la hora, no era muy tarde, pero al menos tenía por seguro que era de día. Escuchaba un par de voces murmurando con risas discretas, me levanté de la cama caminando con cuidado hasta la sala en dónde se encontraban sentados en el sillón, había una cabeza sobre el hombro de Michael. Ella giró la cabeza dedicándome una sonrisa muy tierna.

—Janne —dijo Carly en cuanto me encontré reflejada en sus verdosos ojos.

—Hola —salude tratando de no parecer cansada.

Michael volteó al instante y corrió hasta donde me encontraba para estrecharme entre sus brazos.

— ¿Te sientes mejor? —me beso la cabeza.

—Creo que sí.

Ella nos miró con los ojos brillantes, sus mejillas se tiñeron un poco y se aclaró la garganta logrando hacer a Michel girar.

—Encontramos un lugar increíble —me hablo con ternura—, creo que podemos ir a desayunar ahí.

—Dormí por mucho tiempo, ¿Cierto? ¿Qué hora es?

—Las 9 am, has dormido mucho, pero era necesario, necesitabas descansar. Pensé que debías tener hambre, y es la hora perfecta porque también debes tomar los antibióticos.

—De acuerdo, entonces voy a vestirme para ir a desayunar.

—Yo los veré ahí —comentó la rubia tomando ya la manija entre sus manos.

La vimos desaparecer tras la puerta, Michael parecía ligeramente distraído, pero en cuanto sus ojos se posaron en mí sonrió con alegría.

—Hoy será un gran día —susurro.

—Claro.

Caminé directo a la habitación sin hacer escala alguna, elegí algo cómodo pero ligeramente elegante intentado hacerlo apto para cualquier ocasión.

— ¿Estás lista? —pronunció en cuanto me vio salir de la habitación.

—Lista.

Me tendió el brazo como todo un caballero y comenzamos a caminar hasta el automóvil de Carly.

— ¿Carly va a conducir?

—No —solto una risa discreta—. Yo voy a conducir.

— ¿Tú?

—Prometó respetar el límite de seguridad.

Me abrió la puerta del copiloto.

— ¿A dónde iremos? —cuestione en cuando me encontraba abrochando el cinturón de seguridad.

—Es una sorpresa —me dio un beso y luego se concentro en el volante—, te gustará.

Encendió el automóvil y comenzó a andar, el camino me pareció un tanto conocido en cierto momento y entonces caí en cuenta de a dónde nos llevaba aquel camino. Parecía haber sido un accidente, tal vez sin desearlo Michael había perdido el rumbo, pero cuando se detuvo en el enorme portón negro ya no pareció una casualidad.

— ¿El lugar secreto es tu casa?

—No, es una pequeña escala, tengo algo que mostrarte —era sorprendente ver cómo sus ojos se llenaban de ese brillo especial, tan luminosos.

Bajamos del automóvil, él llevaba un pantalón de mezclilla negro, una camisa blanca su cabello rizado recogido en una cola de caballo con algunos rizos rondando por su cara, se veía extremadamente guapo, como siempre. Se acerco hasta la puerta del auto y la abrió para ayudarme a bajar.

Speechless #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora