Wonho estaba hundido en el sillón de su living, tenía un libro sobre su rostro y trataba de dormir sin lograrlo en absoluto. Su vida era buena, producía música y la vendía, en varias ocasiones había sido modelo de revistas y más de una vez había sacado su lado teatral en programas de entretenimiento. Pero se sentía vacío. Él había querido ser músico toda la vida y ahora no podía escribir ninguna letra para sus muchas melodías. Nadie le había comprado una canción entera, siempre eran los instrumentales y aunque varias veces ayudaba en la empresa con los arreglos y las notas que podrían o no ir en tal o cual lugar, nada realmente bueno salía de su cabeza. Ningún romance, ningún corazón roto, ninguna alegría o ganas de bailar, ningún incentivo a la vida. Se encontraba completamente apagado y ahora la envidia lo estaba carcomiendo. En sus manos tenía un libro que era la cosa más hermosa que alguna vez había visto, llegando a llorar en varias ocasiones. Sus amigos decían en general que era un llorón, pero él nunca había llorado por un libro o al menos no uno de poesía.
Finalmente lo decidió. Tenía que conocerlo, tenia que hablar con quien había hecho a su corazón temblar y pedirle consejos. Buscó rápidamente en su celular. Chae Hyungwon, veinticuatro años, profesor de lengua y literatura, haciendo un master en letras actualmente.
Hermoso. Oh. Oh... Oh.
Hoseok sintió sus mejillas ardiendo a la primera foto que vio, luego pasó por varias más y casi muere de un infarto. El tipo era perfecto en todo y ahora Wonho no solo moría de envidia sino que también de ganas. El compositor era abiertamente bisexual desde hacía años, pero pocas veces había estado con hombres, simplemente le gustaba verlos.
Tardó casi una semana en poder ubicar al más chico, ya que él estaba por cumplir los veintiocho en unas cuantas semanas. Intentó conseguir el número de teléfono en la empresa, moviendo algunos contactos pero todos le decían que no lo tenían. Que lo contactara por mensajes en Twitter. Una maldita blasfemia, ahora incluso le estaba enojando que se hiciera rogar. Finalmente luego de otra semana más dio con una firma de autógrafos en una librería. Hizo la cola que estaba atorada de mujeres y algunos chicos adolescentes y cuando finalmente fue su turno sintió todo el peso de los nervios de dos semanas arriba. Dejó el libro en la mesa y el chico le sonrió de oreja a oreja, se le veían un poco las encías y los dientes blancos, sus orejas eran bonitas y dobladas para delante y sus ojos grandes y simétricos. Sus fotos no eran retocadas claramente.
— Hola, ¿tu nombre? — su voz era suave, como los pétalos de unas flores y despidiendo una fragancia idéntica, Wonho soltó un suspiro y se removió en su lugar tratando de tomar confianza. Apoyó los codos en la mesa como solía ver que hacían en los eventos como esos.
— Ponle Wonho. Oye, ¿quieres tomar un café conmigo? Realmente busqué tu numero en mi agencia pero nadie lo tenía. Soy un productor. — el chico de pelo castaño rojizo se sorprendió de sí mismo cuando habló sin trabarse y descubrió que los ojos del chico le miraban como calculando alguna cosa, hizo la firma en la parte de adentro del libro y luego un 'gracias Wonho' con un corazón a un costado. Lo pensó un momento y cuando estaba escribiendo algo más sacó la birome y negó. Volvió a mirar al rubio ahora con más interés, se estaba tardando más que con los demás y se notaba que un staff se estaba acercando.
— Esta bien. Pero sin número por ahora. Termina en una hora y media, puedes esperar ahí. — le apuntó con la cabeza al sector de cafetería que tenía el lugar y Hoseok frunció la nariz y se quedó un poco enojado. Nunca en toda su vida había tenido que esperar a alguien. Tragó su orgullo un momento y asintió, tomando el libro y yéndose con él a sentarse. Cuando lo abrió vio como estaban escritos los primeros números pero tal parecía que se había arrepentido luego. Termino pidiendo unos tres americanos en la espera, miraba cada tanto y la gente iba y venía. El chico saludaba a todos y una chica se le puso a llorar de la alegría. Cuando la tarde cayó había pasado una hora y media y el lugar se iba despejando, cuando se cumplieron las dos horas el cuerpo flaco y alto del chico de cabellos negros hizo aparición. Media hora tarde. Llevaba una sonrisa tranquila y bastante atípica. Pidió un latte en lo que esperaba que el que otro empezara a hablarle, después de todo él le había pedido la charla. Pero no estaba pasando. Tomó iniciativa.
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De letras y poesía [2Won]
FanfictionHyungwon es un escritor amateur de poesía que ha comenzado a tener popularidad entre adultos y adolescentes, no solo por su apariencia -ya que se lo elogia por su gran atractivo físico en las noticias-, sino por plasmar enteramente los sentimientos...