Ver y creer

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Dos semanas habían pasado desde que Hyungwon le había dicho que salieran. Hoseok no había tardado mucho en responderle que sí, en verdad le parecía que aquel chico alto era la encarnación de la perfección, aunque no estaba muy convencido de todo. Lo interesante es que había descubierto algo nuevo en la letra de sus canciones y ahora le gustaban un poco mas, solo cambiar palabras de tiempo verbal hacían la gran diferencia aunque todavía seguía sin presentar nada con letra en la agencia, quería dar un fuerte impacto y esperaría a sentirse realmente bueno en lo que hacía.

Por mientras, era viernes y eso significaba que Hyungwon le invitaba a alguna parte.

Labios operados 🐸

¿Quieres venir a casa?

Umgh. Me da igual...

Entonces ven a cenar.

Y así terminó parado frente a la puerta de una casa muy bonita cerca de la costa del río Han, en Seúl, tenía una bolsa con latas de cerveza dentro. El calor del verano lo estaba hostigando por lo que lucía unos extremadamente cortos shorts naranjas con una musculosa suelta y la gorra hacía atrás con unos lentes de sol sobre ella. Cuando Hyungwon abrió la puerta ambos se miraron por un rato, el chico llevaba un pantalón fino con una remera mangas cortas arriba y los lentes de ver que solía usar cuando estaban a solas, en público siempre se ponía lentillas, era realmente ciego. Sin contar que siempre parecía ridículamente arreglado aún cuando no lo estaba, todo lo lucía elegante.

El peli negro tenía una dulce sonrisa en el rostro, miraba al más bajo con curiosidad, observando como los músculos le resaltaban sobre la ropa y se veía gratificantemente sexy. Le dejó pasar luego de la clara inspección, en la cual Hoseok frunció los labios y sintió arder las mejillas, se sentía como modelo de exhibición. Apenas ingresó miró alrededor, todo gritaba nerd. Incluyendo que en cada rincón de la casa había bibliotecas o algún libro tirado.

— Lo siento, iba a acomodar más pero me quedé dormido. Podemos comer en el patio hoy, está lindo. — la sonrisa del más joven era dulce y tranquila y había alzado una mano para acariciar los cabellos de la nuca ajenos, Hoseok no se quejaba en absoluto, le gustaba el tacto del menor. Y asintió algo contento de que pudieran estar en un lugar abierto, cuando se metieron a lo que era el patio el castaño rojizo casi muere de la emoción e hizo un ruido tosco y fugaz. Había una bañera de hidromasaje de tamaño medio en un costado, una parrillita en el otro y una mesa baja con sillones de madera y almohadones arriba en el medio. Se notaba que al chico le estaba yendo bien en el trabajo. Hoseok no tardó en apuntar con la boca abierta, como un niño pidiendo un regalo, el otro empezó a reír y no pudo controlarse, acariciando los cabellos y mejillas del egocéntrico chico que tenía en frente.

— Puedes prenderla, solo ten en cuenta que dudo que mi ropa te entre, solo las remeras. — le indicó con calma mientras organizaba la comida en la mesa. El castaño no había perdido el tiempo y ya estaba mirando como el agua llenaba ese lugar.

— Solo necesitaría un bóxer, se estiran. No entiendo por qué estás tan flaco. Come más. — le reprochó enseguida y se levantó para ir a robarle la comida que estaba poniendo, sonriéndole juguetón a lo que el otro negaba resignado. Había puesto fiambres y quesos con algunos snacks mientras que la carne al horno con papas se terminaba de hacer. Hoseok se acercó un poco más y le molestó con un palillo de queso en la boca, pinchándole de a ratos. Habían puesto música por lo que se escuchaba de fondo un pop movedizo. Hyungwon miró al mayor jugar y enseguida le tomó las mejillas y lo acercó un poco mas, robándole todo el alimento de la boca, haciendo que el chico gritara  de vergüenza y comenzara a reír, saliendo casi despavorido. Seriamente sí salían, pero era más como amigos, no se habían dado ningún beso aunque Hoseok siempre parecía tener la intención aunque al final era el que más se apenaba.

De letras y poesía [2Won]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora