Capitulo 1

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Ania

Tras la separación de mis padres y los incontrolables líos económicos he aquí yo en medio de la nada como por así decirlo, el tener la idea de dejar a mi padre para convivir con familiares que nunca he conocido no me convence del todo, el ha sido la persona más atenta a mi, por parte de mi madre he llegado a pensar que me odia o algo así. Nunca le caí bien, siempre peleábamos porque me llevaba la contraria en todo y nunca de los nunca jamases me dio una muestra de cariño.

–¿Lista​ cariño?– escuché a mi padre desde lejos sacándome de mis pensamientos.

Baje las escaleras con maleta en mano, cuando ya casi terminaba de bajar los escalones en el último tropecé y caí al suelo me Pare rápidamente, esto me pasaba a diario en cualquier lugar era muy distraída y un poco torpe. Al ver a mi padre el gran Harry Duncan el de ojos verdes los cuales heredé su cabello color avellanas y su formido cuerpo, tenía su semblante un tanto triste y eso me dolía demasiado yo podía ser la más fuerte del mundo pero a la vez era la más frágil.

–Ya estoy lista–no era la mejor respuesta en el tono más alegre pero él me entendía.

–Escucha​ cariño esto será temporaneo no nos separaremos para siempre yo te iré a visitar uno que otro día, tienes que entender–Sabía que hacía su mayor esfuerzo para aclarar las cosas pero osea "uno que otro día" eso no me sonó nada divertido yo quería que me dijeran todo de una ves sin rodeos ya no soy una niñita a la cual engañar y ocular cosas yo tengo el derecho a saber que está pasando.

–Esta bien entiendo... Ahora me podrías mostrar con quiénes voy a convivir–Sinceramente tenía que cambiar de tema.

Con una sonrisita muy divertida tomo el álbum que estaba en unos de los gabinetes de la  mesa que estaba cerca de las escaleras, se sentó en unos de los escalones y me indico que me sentase junto a él, primero comenzó con los integrantes al parecer eran seis con la servidumbre, después con los nombres, estaba el señor Nicolás Duncan y su esposa Nicole de Duncan, raramente sus nombres coincidían, estaban también los 3 adorables hijos la mayor victoria se veía un poco temperamental le sigue Efraín por su rostro parece tierno y amigable y por último la pequeña Sahara su niñez la hacía adorable aunque solamente los estaba conociendo por fotos no me podía confiar de mis intuiciones y que tal si salían al revés.

Entre risas y chistes la pasamos viendo casi todo el álbum era tan raro conocer familiares que no conozco y llega la hora final, aún no quiero que pase. El auto que me llevaría donde mis tíos anuncio su llegada mis sentidos se paralizaron un poco, aún no.

–Hija...ya es hora–Trato de aclarar un poco su voz.

Cerrando el álbum y dirigiéndonos a la puerta me tomo del brazo he hizo que nuestras miradas se conectaran, me gustaba cuando lo hacía.

–Te echaré de menos papá–No quería llorar joder ahora no.

–Yo más mi pequeña–Rodeó mi cuello con sus fuertes brazos hablándome al oído como siempre lo ha hecho.

No olvides que eres especial y que pase lo que pase yo te voy a querer como seas–

Eran las mismas palabras de toda la vida era como si fuese nuestro secreto, sin más que aguantar un hilo de lágrima salió, o por Dios ahora no, es muy demasiado triste todo el dolor en mi pecho, no cesa y las lágrima empiezan a salir más.

–Oye, oye no llores imagina como si fueran vacaciones, prométeme que serás fuerte–

Asentí, me dirigí al lujoso auto le di mi maleta al chófer la cual puso en el picaporte después me abrió la puerta como si fuese una princesa me sentí un poco apenada Por tal situación, cerrando la puerta se dirigió al asiento del piloto y el motor sucumbió mis oídos, cuando arrancamos solo me quedo mirar por la ventanilla a mi padre que ya a lo lejos me decía adiós.

El Secreto De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora