EL ECLIPSE TRAS LA FLOR

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"Siento en tus manos el Sol ", le dije;
"veo en tus ojos mi Luna", me respondió.
Dijo que los eclipses algún día durarían
Por siempre, y que jamás en el mar azul
Se verían reflejados.
"Las luces se apagan", me confesó;
"la de la Luna no", insistí.
La estrella de mi derecha me dijo
Que una nube oscura se cruzaba
En mi reflejo, plateado que se volvió ténue.
Me despertó del sueño, me advirtió
Que la luz del día hacía resplandecer
A bellas flores cada mañana,
Y que mi Sol brillaba, intenso,
Cuando estaba a las espaldas de un
Bello tulipán, hermoso como esa
Enorme estrella, que antes rebosaba luz
En nuestros abrazos, nuestros eclipses,
Nuestras promesas.
Ese día en el que mi estrella derecha
Me destapó la mirada,
Decidí empujar mi Sol al mar sobre el que
Jamás decidimos estar, y contemplé
Como la gran masa de fuego se reducía
a arena del mar, apagando su luz.
Después, arrojé el cadaver de su amada
Flor, renunciando a la promesa que me hizo.
"el Sol y la Luna, si se apagan, se apagan juntos", me hizo jurar.
Él tuvo a su Luna, tuvo a su flor, tuvo su mar...
Yo tiré a mi Sol, tiré su flor, y tiré a la estrellita que me sacó
De esa dulce ignorancia.
El mar sobre el que prometimos, sin embargo, me tuvo
A mí, le tuvo a él, tuvo la flor muerta, y bebió las perlas
Que fueron mis lágrimas.


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¡hasta el próximo viernes a las 16:00!

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⏰ Última actualización: Jul 28, 2017 ⏰

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POESÍA REAL 1©: Blanco Y  NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora