Psicosis

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Sin poder acordarse, el joven Midoriya estaba en casa, en su cuarto y acostado tranquilamente en su cama. 

Las cobijas eran bastantes cálidas mientras que su cuerpo mantenía el calor corporal de toda la noche de sueño. Su mirar estaba perdida todavía después de unos minutos de que había despertado. Cuando por fin cobró conciencia miró a su alrededor sin poder entender como había logrado llegar a su casa sin ser cuestionado por su madre y sin saber lo que estuvo haciendo hasta estos momentos.

Se sentía perdido en sus pensamientos, normalmente lo hacia para concentrarse cuando analizaba a varios Héroes y los registraba en su libreta. Al acordarse de su libreta quemada se le vino una sensación de vacío y nerviosismo. Rápidamente miró su mochila y fue tras ella para asegurarse que seguía ahí su preciado cuaderno y una firma de su "héroe" aunque ahora ya no importaba, ese mismo ser le había roto las esperanzas y sueños que tenia desde que era un niño.

Cerró la libreta y con algo de angustia la guardó en una de las cajas que jamas abría, para después olvidarse por completo de lo que había dentro. Era obvio que no echaría una hojeada a lo que se encontraba ahí por miedo a recordar; solo metió el cuaderno, ocultó la caja y se volvió a acostar en su cómoda y reconfortante cama y perderse en el sueño nuevamente.

Después de unos minutos su madre llama a la puerta, estaba preocupado por su hijo ya que Izuku era muy dedicado a sus estudios y siempre estaba puntual en sus horarios de clase. Sin embargo, esta mañana era diferente. Tocó mas de una vez la puerta para no tener una respuesta y aunque era una madre que le daba a su hijo único el espacio que necesitaba, se vio obligada a abrir la puerta y encontrarse a su hijo dormido. 

Lo movió un par de veces suavemente y cuando logró despertarlo solo recibió un gesto de mal gusto y volvió a cerrar los ojos. Aquella autoridad se sintió realmente sorprendida y angustiada por su hijo, nunca había sido así. El joven de pecas siempre fue dócil y amable con ella pero al verlo de esa manera solo le dio una gran decepción. Decidió dejarlo, tal vez había tenido una noche muy pesada, ya que cuando llegó a su hogar no hablo ni probó bocado de su cena, solo llegó a encerrarse en su habitación.

Las horas pasaban y la madre de Izuku tenia que salir por unos asuntos de vecinos así que le dejó a su hijo una buena merienda y se fue no sin antes dedicarle un "ya vuelvo, te quiero".

La casa se quedó vacía y fue cuando Izuku despertó, pero no era el mismo que todos conocen, sus ojos esmeralda no parecían los mismos, no tenían ese brillo de humanidad sino al contrario, se veían llenos de odio. 

Se levantó de la cama y buscó un abrigo que muy rara vez usaba por el tono tan deprimente, era un negro profundo que se podía mezclar con la oscuridad mientras que la prenda se podía encontrar una capucha que cubría por completo su rostro. Abrió la ventana de su habitación y salio de la casa. Su cuerpo parecía mas ágil de lo que se recordaba, parecía un felino bajando por la conexión de agua de las tuberías y caer al suelo sutilmente con mucha elegancia. Incorporó su cuerpo y caminó por los callejones oscuros. 

En su menté solo podía escucharse una voz grave que le daba indicaciones de que hacer, como lo de hace unas horas de acostarse de nuevo en la cama, ignorar a su madre, no comer, salir de la casa cuando estuviera sola, caminar por los callejones y lo peor se acercaba.

Aquella voz le hizo robar a un par de personas que pasaban por el lugar, a veces usaba su fuerza para intimidarlos y hablaba de una forma que no era capaz de reconocerse ni él mismo. 

¿Su cuerpo estaba siendo manipulado?

No totalmente, Izuku podía sentir que todavía podía controlar su cuerpo pero no tenia sentido hacerlo, su vida se había acabado con las palabras de All Might y ahora aunque tuviera la fuerza de detener las indicaciones de ese ente que estaba en su mente, no tenia el deseo de detenerse.

Así siguió toda la noche, robando, hurtando y golpeando a personas como un desquite de ira que tenia dentro de él. Midoriya sabía que era malo pero su cuerpo se sentía tan liberado que no parecía detenerse, al menos entendía como se sentía su amigo de la infancia cuando lo golpeaba hasta cansarse. Era demasiado reconfortante, mejor que una cama cálida.

El dolor de sus nudillos era una sensación satisfactoria y mucho mas cuando las personas rogaban con que parara de golpearlos. Por su mente pasaba el pensamiento: 

"¿Esto es ser un villano?"

Y como si fuera una conversación entre amigos el ente le responde:

"¿Verdad que se siente bien?"

y este con una sonrisa maliciosa, acariciando sus manos y nudillos mientras caminaba hacia un nuevo lugar le responde suavemente:

"Mas de lo que hubiera imaginado"

Desde las Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora