Un extraño mundo

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Unos pasos producían ecos en la madera fina y brillante de una biblioteca, en medio de la sabiduría total y permanente que inspiraban aquellos antiguos libros de casi más de una década y autores de otros siglos, era casi inaudito ver que un ser humano que no parecía de otra época y que desbordaba alegría, vitalidad e inocencia pusiera sus pequeños pies en el segundo piso mientras daba cortos y dudosos pasos abrazando el brazo de su abuela, volteaba la cabeza de un lado a otro estrechando sus pequeños ojos contra todas las sombras que invadían sin orden ni definición aquel espacio tan grande, la abuela con su cabello dorado brillando con intensidad y vida, no pudo ocultar lo gracioso que le resultaba que su nieto pareciera con alguna paranoia o miedo a que de cualquier sombra pudiera salir el coco o un extraño monstruo deforme para querer tragarselo, de solo imaginar la escena con algo de humor no pudo contenerse y dejó escapar una inesperada risa estridente, que asusta al pobre niño y pega un salto que casi lo cuelga del techo, la abuela no aguanta la risa y se encuentra a punto de tirarse en el piso mientras se sostiene el estomago

-¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!¡Chiquillo, te hubieras visto!¡Si fueras un gato tendría que haberte bajado del techo!¡JAJAJAJAJAJA!

El chiquillo se enfada con su abuela tanto que suelta el brazo que aún estaba sosteniendo y se gira para caminar dando pasos fuertes directo a las ecaleras mientras le dice

-¡¿Sabes qué, abuela?!, ¡No voy a ir a ningún lado contigo!, ¡Estoy cansado de que te burles de mí!.

-Hey chiquillo - dice la abuela con humor en su voz - No te enojes... tampoco te vallas tan molesto, soy consciente de lo irritante que puedo llegar a ser y que a veces me sobrepaso con mis burlas, pero lastimosamente eres lo único que me queda y yo hace tanto tiempo que perdí el contacto con mi familia... eres el primer ser humano con el que hablo más de cuatro palabras en casi un año...

La abuela dice esto con dolor cargado en su voz y añoranza cuando pronuncia la palabra familia, dice esto como si temiera que en algun momento cercano pudiera llegar a olvidar la calidez, confianza y tranquilidad que esta palabra debe transmitir. El chiquillo, al ser eso, un pequeño niño inocente no le importa y tampoco le hace caso a ninguna de las palabras de su abuela ni al dolor que transmiten y responde como un tempano de hielo

-¡Pues sí me enojo y no quiero volver a verte!¡Ya entendí porqué mi mamá siempre se enoja cuando dicen tu nombre en mi casa!¡Dice que eres un búho viejo, irritante, que no quiere a nadie y siempre se burla de todo!¡Ya sé porqué nadie te quiere y ahora yo tampoco lo hago!¡HUM!.

La abuela tambien se enoja y le contesta

-¡Pues si tanto me odias y me odia todo el mundo, entonces intenta encontrar la puerta de salida sin mí!¡O ve a preguntarles dónde está, despues de todo son ellos los que te hacen compañía ahora!¡¿Cierto?!¡¿CIERTO!?¡Me voy!¡Espero que te coma lo que sea que creías que iba a salir detrás de las estanterías!

Y la abuela se va tambien enfadada en dirección contraria al chiquillo, que al escuchar las últimas palabras para de caminar y comienza a mirar asustado en todas direcciones con una expresión aterrada en su rostro, a pesar de su pequeño orgullo el miedo se vuelve más fuerte y corre a donde su abuela, cuando llega a su lado, le dice

-Lo siento abuela... ¿Me podrías dar la mano?, es solo que mi mamá me ha contado historias de demonios sin ojos ni nariz que se alimentan de tu dolor hasta dejarte como una uva pasa y de inquisi... inquisi algo que te "purifican" con torturas y que todos vienen cuando las sombras se alargan en mi habitación y la oscuridad reina, o algo parecido.

La abuela deja de caminar y mira con sorpresa, algo de orgullo y casi horror la cara del niño mientras se sumerge en viejos recuerdos que creyó que la soledad había consumido, pues para ella los verdaderos monstruos no eran los que viven en el armario, debajo de la cama o en el baño, sus monstruos estaban encerrados en libros esperando para apoderarse del miedo del lector, los verdaderos monstruos son las acciones humanas en contra de los seres vivos a su alrededor, siempre tuvo esa creencia y se encargó de dejarsela bien tallada en la mente a sus hijos y en enseñarles los suficientes principios para que no desearan convertirse en aquello tan abominable, y ahora por lo menos estaba tranquila con que su hija estaba siguiendo, aunque no de una buena manera, sus pasos, eso y un tierno recuerdo la impulsaron a sonreír con cariño, delicadeza y dulzura a ese inocente pequeño que pedía su mano y aunque momentos antes le dijo que no la quería, ya no importaba demasiado

-Pobre chiquillo... esos no deberían ser tus cuentos de terror ¿sabes?, pero bueno no dudo de que eres lo suficientemente fuerte para enfrentarte a esos demonios sin ojos ni nariz y a los inquisialgo ¿cierto?

-Claro abuela, yo no le tengo miedo a ninguna de esas cosas horrorosas - y agrega susurrando - mientras no aparezcan...

Esta vez la abuela tuvo que contener su risa, pero aún así, le guiñó un ojo y con disimulo cogió la mano del chiquillo y la estrechó, éste al sentir el gesto se sintió más seguro y le dió a su abuela una pequeña sonrisa.

Su abuela giró a la izquierda en una estantería gigantesca que dejaba casi totalmente ensombrecido aquel pasillo, que en medio de la oscuridad parecía no tener fondo, sin embargo, su abuela no paró, siguió caminando como si tuviera ojos de gato y repentinamente se posa en el suelo casi como inmovilizada y gira su cabeza a la estantería a su derecha susurrando los nombres de aquellos imponentes libros, cuando, depronto, deja de susurrar y mira fijamente una portada, como si de un enigma se tratara en lugar de una cubierta raída, con un ilegible título, y de improviso su rostro se ilumina en comprensión y alza su mano un poco temblorosa hacia este derruido libro, pero en lugar de sacarlo lo empuja y hace lo mismo con otros tres o cuatro libros, luego se percibe un sonido parecido a "click" y una parte de la estantería se corre hacia adelante, la abuela mira al chiquillo con rostro de anticipación y felicidad, luego, empuja la estantería y se adentra en un pasillo oscuro como boca de lobo, a pesar de que el chiquillo está aterrado y casi petrificado por su temor a la oscuridad siente la calidez de esa mano, es lo único de lo que todavía es consciente, y cuando esta lo impulsa hacia adelante, hacia la causa de su pánico, confía, cierra los ojos y camina lentamente hacia lo desconocido, con temor, pero enfrentándolo, a pesar de todo, camina vacilante hacia un extraño mundo.

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2017 ⏰

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