La culpa, la culpa. ¿Quién tiene la culpa? Aquel que vio pero no observó o aquel que escuchó pero no oyó. O será aquel que encontrándose entre dos murallas llenas de bocas le dicen improperios que lo llevan a cometer mal en la vida y le ensucian el camino tan delgado, gastado del dolor...
Es esa culpa que no tiene fundamento en el aire reposa y el viento se la lleva al fondo del mar.
Más el corazón guarda una copia, por si acaso se la pide la luna al momento de juzgarlo. Como es tan grande, tiene pinta de juez y se ve media golpeada, debe ser porque ya aprendió su lección.
Solo encarguen a la culpa un corazón diferente esta vez para que ella no sufra tanto por el dolor de otro que se aprovechó de ella en un pasado no muy lejano.
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Que te leo el corazón...
PoetryPensamientos de días oscuros, donde la escritura es la mejor compañía.