Sach'as

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Otra vez tuve ese sueño, desde que empezaron a llegar los primeros refugiados, el mismo sueño me atormenta noche tras noche, a pesar de mi cansancio sabía que ya tenía que salir de mi habitación si bien aún la luz de la luna entraba por mi ventana. Hoy sería un día muy ajetreado como todos los demás, tal vez debí quedarme en el sanatorio, aún no estaba tan molida como señalaban las demás, si fuera por mí me quedaría el doble de turnos de los que ya tengo, era muy doloroso ver a esos humanos tan lastimados y tan temerosos sus historias para muchas eran pura fantasía, pero tanto que lo repetían ya estábamos empezando a creer en ellas.

Había pasado pocos meses desde que empezó la destrucción de nuestro mundo, EL estaba retornado, es lo que ya varios forasteros mencionaban al entrar por nuestras altas puertas élficas, si bien esa maldad de la cual ellos mencionaban no había entrado en nuestras fronteras. La podía sentir, a cada momento la tierra gemía en los confines más lejanos, cada atardecer se enrojecía más señal de que algo estaba mal con nuestra tierra, si bien el concejo decía ser que eran solo rumores de los forasteros, cada una de nosotras sabía que algo estaba cambiando.

- ¿Mi señora que hace tan temprano otra vez aquí?

Escuche ni bien cruce la entrada del sanatorio, era imposible no reconocer la voz maternal de Mawi, lo siento querida vine a suplirte, tú me enseñaste todo lo que sé, es justo que deba suplirte además sabes mejor que nadie que no puedo estar tranquila cuando hay tanto por hacer. Ya me mandaste a casa anoche no lo hagáis ahora.

Está bien, la oí murmurar entre dientes ella sabía bien que  ya no me haría regresar dijera lo que dijera.

Ya mi magia había sanado a varios humanos, sin notarlo las demás tomaron un descanso ni cuenta me había dado ya era medio día, mis hermanas salían de una en una seguramente a distraerse a algún jardín o al almacén por alimentos.

Aún tenía tiempo antes de que llegase Mawi, a sacarme a rastras del lugar si fuera necesario, aunque dijera que estaba bien que aun poseía fuerza para curar unos cuantos más, ella no me dejaría estar más con los humanos, me dirigí a la siguiente camilla, era un anciano, al parecer estaba solo pero no era eso lo que llamaba la atención sino su gran bastón, no era un bastón como el de cualquier humano este estaba tallado muy detalladamente, en la parte superior, un orbe esmeralda resaltaba.

-Oh mi señora, debería tomarse un descanso, dijo al verme

No estoy tan abatida, como usted trate sacarle una sonrisa, aunque después que lo dije creí que se enfadaría. Por suerte fue la primera opción, dígame ¿que lo trae por aquí? ¿En que podría ayudarle?

Que, un anciano no puede visitar las verdes praderas de Sach'as, déjeme contarle que hace mucho que no cruzo por sus majestuosos portones, me alegra que su eterna primavera aun este intacta, pero me temo que eso no será por mucho, sé que usted también puede sentirlo mi Señora, la tierra implora por ayuda en los confines del continente, cada día la putrefacción envuelve más nuestras tierras. Está en usted cumplir la profecía,

¿Qué profecía? Fue lo primero que se me vino a la mente, de que hablaba este humano, ¿él también sentía como sufría la tierra? Todas mis hermanas desconocían ese supuesto sufrimiento.

Mi señora usted sabrá sobre el inicio de esta hera, el sello de Secrom se agrieta en cada momento, la profecía lo demanda señora un elegido de cada reino serán los encargados de mantener la paz, es usted mi señora una de ellos, deberá partir pronto al campo de batalla, por lo pronto debe reunirse en la Gruta de Sal, es ahí donde usted debe iniciar su viaje y donde se encontrara con los demás héroes, Usted mi señora debe darse prisa es la última en ser citada por el destino, y será un largo viaje hacia el Espejo del Mundo, es su deber reclamar el Arco Sacro Celestino.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2017 ⏰

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