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Estamos en la parte trasera de un salón, hay una alberca y una mesa con algunas bebidas y comida. Me encuentro sentada en la orilla de una de las bardas de color blanco con una rebanada de pizza en la mano.
Pensé que sería un poco más privado, pero hay bastante gente, todos son amigos de los Morat. No sabía que tuvieran tantos amigos, o tal vez algunos son amigos de sus amigos.
Me encuentro pensando acerca de sus amigos cuando alguien se sienta a mi lado.
—¿Todo bien? -dice Isaza. -Toma, bebe, te hace falta esto.
Tomo el vaso que me ha dado, no sé que es, pero lo bebo.
—¿Qué es? Esta riquísimo.
—No lo sé, a mí me lo dieron. Pero está muy rico. Y, ¿Bien?
—¿Qué?
—¿Cómo te sientes?
—Amm, bien. -digo dudosa. Me observa detenidamente. -Si te refieres a lo de Villa, creo estoy bien.
—Pues creo que si, Alvaro vino a salvar tu corazón roto. -dice en broma.
—No lo tengo roto. -me defiendo.
—Ya en serio.
—No se Isa, sé que ustedes se cuentan todo, son como 4 señoras. -digo y suelta una carcajada. -Pero pues no hay porque hacer drama.
—Bueno, si Villa estuviera en tu lugar, ya lo hubiera armado.
Sonrió.
Estoy a punto de decir algo cuando Alvaro se acerca.
—¿Pero que hacéis? -dice con su acento español.
—Bebiendo esto. -le estiro mi vaso para que beba de él.
—¡Joder! Esta delicioso. -me lo regresa y le vuelvo a tomar.
—Voy por más de esto. -dice Isaza mientras alza su vaso, y nos deja solos.
—Te gusta mucho ¿Verdad? -pregunta de repente.
—¿Quién, Isaza? -Aplico el mismo comentario que alguna vez le dije a Simón, pero su vista esta fija en Villa, quién está con unas chicas y está sonriendo, amo su sonrisa.
—No, tú sabes de quién te hablo. Cuando bajamos de la furgo, me pregunto que cuáles eran mis intenciones contigo.
—¿De verdad?
—Si, los chicos me habían contado de ti, la verdad es que solo quería cabrearlo.
—Pues no funciono, sabes que regreso con su novia ¿No?
—Creo que le duró muy poco. Ella es muy celosa.
Mi corazón salta al escuchar eso, trato de que la sorpresa y la emoción no se note.
