Capítulo 1

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El reloj marca las dos de la madrugada. Dennis permanece despierta, mirando el blanco techo de su habitación mientras tiene pensamientos inconexos entre sí. ¿Qué pasaría si todo en lo que cree es mentira? Si es así ¿Existen realmente personas tan crueles como para crear una historia completa con el fin de mantener a la gente bajo una mentira y así poder controlarlos? La rabia comenzó a crecer en su interior. Un sentimiento generado por la idea de un mundo injusto, sin tener conocimiento sobre la verdad. 

Dennis es idealista. Por eso se pasaba las noches imaginando realidades utópicas. Por eso, y para evitar dormir. No quería despertar al día siguiente, con la sensación de que las pesadillas fueron o serán reales. Esa era su verdad, y el origen del miedo que le acechaba.

Es por ello que mantenía una rutina nocturna, la cual consiste en prender una lámpara al alcance de su mano, leer unos capítulos del libro del momento, acariciar a su perro mientras este se queda dormido, y finalmente, pensar. Mucho. 

Cuando el reloj marcó las dos y treinta de la madrugada, el perro comenzó a ladrar una esquina de la habitación. Como primera respuesta, Dennis trató de calmar a su acompañante. No funcionó. Así que pensó en llamar a su padre, pero no fue necesario, pues los ladridos lo despertaron.

Con mirada soñolienta y un tono calmo, propio de él, le dice a su hija:

- ¿Qué pasó?-

- Traté de calmarlo, pero no deja de ladrar hacia allí.- 

- Qué raro... Déjame revisar.- Sus movimientos fueron lentos. Esto es por dos razones. La primera tenía relación con el cansancio, y la segunda con la costumbre. El padre estaba acostumbrado a las interrupciones nocturnas de su hija, y nunca resultaron en algo más que pesadillas. Por ello, tenía la certeza en que no habría nada extraño. 

El perro salió de la habitación. Mala señal, ignorada por los presentes.

Los ojos de la hija estaban atentos a los movimientos del padre, mientras pensaba en las posibles causas del origen del alboroto. 

"Puede que sólo sea una rata" pensó, tratando de mantener la mente fría. "Nada de lo que has soñado es real, ni siquiera esas parálisis del sueño." "Nadie te va a poseer, así que no tengas miedo."

Miedo, eso era lo que sentía en ese momento. La paralizaba, y lo único que lograba hacer era refugiarse tras su papá, como ahora, el cuál interrumpió sus pensamientos, como si supiera que el miedo la estaba consumiendo.

- Hija, no creo que haya algo acá. Sin embargo, si sientes que dormirás más tranquila, puedes ir a mi habitación.- Dijo sin mirarla.

-Si, creo que es buena idea.- susurró.

Estaba por marcharse, cuando su mirada se posa en el libro que estaba leyendo hace unas horas. Estaba volteado, lo cual le pareció extraño, porque recordaba haber dejado la portada mirando hacia arriba, pero quién sabe. Hay veces donde la mente engaña.

-No...-

El padre se voltea para ver a su hija. En su rostro se forma una mueca de confusión, marcándose las arrugas de su frente, siendo clara prueba del pasar de los años en su cuerpo. Dennis estaba viendo con alterada atención la portada del libro cuando un golpe seco lo pone en alerta, proveniente de esa condenada esquina.

Los niveles de cortisol se dispararon en Dennis, queriendo huir de ese lugar lo más pronto posible. Los ladridos de su mascota no estaban ayudando con la situación. Quería preguntar qué estaba pasando, pero todo el asunto la estaba sobrepasando, pues era la primera vez que veía una expresión preocupada en su padre. Las pesadillas que la atormentaban, y el innevitable despertar que llegaba, no generaban ese efecto en él. Ahora su papá era testigo de que algo más grande que ellos dos estaba pasando.

-Debe ser una rata, o los vecinos. Déjame revisar esto, y tu mientras ve a tranquilizar a ese perro porque es tarde y estamos causando demasiado...

La frase fue interrumpida por un segundo golpe.

-Vámonos papá. Si es una rata, mañana lo vemos con más calma.- dijo apresuradamente Dennis- pero no quiero estar aquí. Sé que soy miedosa, y siempre huyo, pero realmente estoy muy asustada, y no quiero estar aquí.- repitió.

-No llores- dijo el padre tratando de calmarla- no hay de qué preocuparse. Salgamos de acá y nos vamos juntos a mi habitación. Mañana revisamos con más calma. ¿Te parece?.-

Dennis solo atinó a asentir, mientras que miraba por última vez esa esquina para luego marcharse, teniendo a su padre siguiéndola. Cerraron la puerta de la habitación.


Son las dos con cuarenta minutos. No han pasado más de quince minutos desde que se fueron a acostar juntos, y ninguno podía dormir.

-¿Qué era ese libro que sostenías?- susurró el padre. Esa pregunta tenía doble intención, pues no solo pretendía romper el denso ambiente que se estaba creando, sino también interrumpir los posibles pensamientos de su hija. La conocía bien.

Dennis giró su cabeza para tratar de ver algo que no fuera la inmesa oscuridad del lugar. Con sus ojos tratando de enfocar a su padre, se preguntó qué es lo que estaba pensando realmente. No es la primera vez que duermen juntos producto de sus pesadillas, así que estaba acostumbrada a escuchar a su papá decir comentarios aleatorios con el objetivo de distraerla. Lo encontraba un gesto paternal muy gratificante. No obstante, en esos momentos lo sentía algo innecesario.

-¿De qué hablas?-

-El libro que tenías en tus manos. No lo soltaste nunca- Soltó una risa un tanto burlona, similar a las empleadas en ocasiones de nostalgia.

-Ah, ese libro... Sólo estaba tratando de leer...- dijo, para después tomar una larga pausa. Miró a su padre un instante más, y luego se levantó para ir hacia el mueble donde descansaba el libro. Sus pasos eran firmes, carentes de ser temerosos, como si una determinación que no conocía despertara en ella. 

Tomó el libro y, en medio de la oscuridad, le pidió a su padre que encendiera la luz de la habitación. 

Cuando Dennis trató de hablar, toda la valentía y determinación de hace unos instantes parecía haber desaparecido, dejando salir una voz temblorosa.

-¿Puedes...?

-¿Qué sucede hija?- le dijo el padre dirigiéndose hacia Dennis. Ella, por su parte, le sostuvo la mirada.

-¿Puedes leer el título de este libro? Porque yo solo puedo ver garabatos sin sentido, como si fueran runas nórdicas o algo así.-

En la habitación de Dennis sonó un tercer golpe firme, alertando al perro. Esta vez no ladró, mas bien lloró. Una acción que la hija quería repetir.

Conexiones [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora