I love (shhh) you [OS 4]

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La sangre cae, rodea todo tu cuerpo y sus alrededores en el suelo en que te encuentras tirado.

Tus ojos luchan por caer, más tu alma casi desde afuera intenta evitarlo, aunque sabe que es inevitable que serás arrojado al vacío de la muerte en segundos.

Mi cuerpo entero es un desastre en sentimientos.

Mis ojos quedan clavados a ti, mi corazón aún siente el tan acostumbrado miedo revuelto con el reciente dolor, de todos modos mis rodillas se rinden y caen, dejando romper su piel ante la brusca caída al pavimento.

También sangro. Ambos sangramos... por amor.

El mar de mis ojos se desborda y comienzo a llorar. Toco tu mejilla pintada de púrpura, toces, intentas sonreír. No te sale.

—¿También vas a torturarme? Vamos, adelante, que ya estoy por llegar a mi límite.

Mi corazón estalla en miles de trozos. Me pregunto si notas lo mucho que estoy llorando, o si el cielo azúl es lo último que quieres ver antes de morir, ya que solo miras arriba mientras tu cuerpo se retuerce, sangra... y sangra mucho.

Me duele aquello que sale de tus labios, tanto, que no puedo contestarte. Tan solo sigo acariciando tu mejilla y mi mano se mancha de tu contenido, arrebatado de tu interior.

Si tan solo hubieses sabido de mí antes, sabrías que daño es lo último que querría hacerte...

***

Si las cosas no estuvieran como estuvieran, tal vez mi confianza en mí mismo me habría permitido levantarme de la maldita mesa de ese maldito café de cuarta y habría ido a hablarte.

Me sentía encantado, como si algún libro hubiera vomitado algún perfecto personaje y yo había sido el afortunado de encontrarte a ti.

Pero, éramos parte del mundo en los desgraciado '70 en el aún más desgraciado San Francisco.

Miré a hacia todos lados, para comprobar que nadie me viera viéndote de la manera en la que lo hacía. Nadie.

Por el periódico enteramente extendido frente a ti, lo único que podía ver en ese momento eran tus anteojos—probablemente de lectura— redondos y tus ojos detrás de ellos. Y aún así, seguía pensando que eras lo más hermoso que había visto en esta estúpida ciudad.

Levantaste el periódico, al parecer porque leías la parte inferior, y ya no vi más nada de tu rostro. Vi la triste portada de tu periódico, mostrando a un hombre siendo arrestado a la fuerza por un policía. "Homosexuales se manifiestan de nuevo..."

Me amargué unos segundos, miré abajo y chité la lengua en lo que movía la cabeza de un lado a otro. El mundo parecía estar partido en dos, de un lado en la cima la gente heterosexual, correcta y normal. El resto era la escoria perteneciente al eterno infierno. Y yo formaba parte de ello.

Nos trataban como a enfermos, como a criaturas sobrenaturales incapaces de sentir, cuando nosotros amábamos incluso más de lo que ellos hacían. De todos modos, no era correcto. Decían que no merecíamos nada.

Levanté la vista, y me pregunté de qué lado estarías. Probablemente me llevaría una amarga decepción.

Una chica llegó a tu mesa con un café en manos que después dejó en las tuyas, agradeciste y se fue. Ahora estabas concentrado en tu café.

Oliver and the Fallen Angel » Sysack OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora