capitulo 5

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Zek estaba molesto, tenía la sensación que el Padre Johan también lo había notado, hizo una mueca al pensar que tenía que explicarse, no quería que el hombre mayor pensara que le molestaba ayudar, sabía que si dejaba las cosas así, el Padre no le diría si se necesitaba alguna mano la próxima vez.
No estaba enojado por estar pintando las puertas de los cubículos en los sanitarios de los niños, aunque el olor a pintura comenzaba a causarle dolor de cabeza.
Su enojo tenía una dirección diferente, iba a hacia una muy seductora chica con el cabello como algodón de azúcar, labios plenos y ojos cafes cristalino.
¿Te estás escuchando idiota?
-Estoy sorprendido-, murmuró el Padre Johan a sus espaldas.
-¿Por?
-Es viernes por la noche, es la primera vez que creo que vienes aquí a esconderte, no creía que viera alguna vez algo que te hiciera sentir miedo.
Zek sonrió, el viejo lo estaba pinchando
-Me dan miedo los gatos
Continuó pintando, supo cuando el hombre mayor salió, creyó que por una vez no presionaría pero al poco tiempo regresó con una botella de agua fría.
No pasó mucho antes que el trabajo estuviera terminado.
Zek tomó la botella, la destapó y tomó un gran trago.
-¿Es tu familia?-, preguntó el Padre.
-Gracias a Dios, no-, sonrió zek altanero.
El viejo le dio un golpe en la cabeza.
-No es nada, en serio, lo que sucede es que tengo una nueva vecina, con un perro, la cosa peluda no deja de ladrar, me estaba volviendo loco.
El Padre Johan aceptó la explicación a regañadientes, zek se sintió mal, muy mal, hacía mucho tiempo que no le mentía al viejo y además le debía una disculpa al pobre Fucking.
Genial.
Después de dos día de no verla zek se sintió mejor, podía aceptar que la pequeña chica le gustaba, su apariencia y su actitud algo puntiaguda eran refrescantes, pero eso no implicaba nada más, el juego había terminado.
Salió hacia el centro de la ciudad descartando el jeep y cogiendo su adorada tabla.

La patineta le permitía sentir una libertad que ningún auto podría.
Notó las miradas mientras recorría las calles, él sabía la imagen que presentaba, esta vez había descartado la sudadera, llevaba una playera negra y unos pantalones flojos.

Al llegar a la zona peatonal de la ciudad tomó la tabla y la sujetó en uno de sus brazos, con tantas personas yendo y viniendo era peligroso.
Su destino era el mercado artesanal frente al ayuntamiento, estaría solo unos días más y no quería perdérselo.
Muchas veces alguna artesanía podría dar paso a otro tatuaje.
Ideas, ideas.
Además, a zek le divertía que los artesanos no parecieran temerle cuando él se acercaba a preguntar, una vez había preguntado al respecto y el artesano le había contestado, “Vas a pagar ¿no?”
Caminó pegando la patineta a su cuerpo para que no fuera a golpear a nadie y fue hacia un puesto que presentaba alcancías en forma de animales, había un Fucking todo temible entre las figuras, sonrió dispuesto a preguntar el precio cuando la vio.
Que dramático había sonado eso.
Lana lo miró, claro que lo hizo, pero no hubo ni la menor emoción en su rostro, mucho menos un saludo. Ella le dio la espalda y se alejó.
Bien, mejor así, porque si ella lo hubiera hecho él tendría que haberla ignorado y eso provocaría una llamada y otra discusión eterna.
¿Quién era Lana?
Una mujer de cuerpo escultural, cabello rubio natural, ojos verdes y movimientos suaves.
La esposa de su hermano.
Nada malo hasta ahora.
Zek se pasó una mano por la cabeza y trató de bloquear los recuerdos, no lo logró.
Había conocido a la arpía cuando aún era la novia de su hermano, el perfecto hijo, abogado como su padre, bla, bla, bla bla .
Ella había sido amable con él, de hecho, lo había defendido una o dos veces en las cenas familiares.
Él comenzó a confiar en ella, le habló de su trabajo y le habló sobre los tatuajes cuando ella le comentó que siempre había querido uno pero admitía que era una gallina para hacerlo.
Zek no se había enamorado de ella, pero había estado a punto de hacerlo, la miró mientras ella organizaba los preparativos de la boda y sí, la anheló un poco cuando la vio vestida de blanco.
Ese día se prometió alejarse de ella.
Casi lo había logrado cuando unos meses después de la ceremonia, ella se presentó en su departamento.
-Ya está hecho-, habían sido sus palabras anunciadas con una sonrisa antes de que intentará besarlo, zek se había alejado como había podido.
Ella se había quitado el vestido antes de que tuviera tiempo de racionalizar lo que aquello significaba, él no era suficientemente bueno para ser su esposo, pero si su amante.
No estaba muy seguro si su hermano le sería fiel, pero él no quería tener nada que ver.
La imagen que tenía de ella se había aclarado, dándose cuenta que le había tomado cariño a un espejismo.
Cuando la rechazó ella se lo tomó mal, le amenazó con decirle a Abraham, su hermano, que él la había forzado.
Zek se había encogido de hombros.
Al final Lana no había dicho nada, pero si había dejado caer indirectas de que él la trataba mal, Abraham le había reclamado en medio de insultos.
Esa era la parte más suave de su jodida familia.
Al final se fue del puesto sin comprar la alcancía del yorkshire terrier.
Después de haber recorrido las calles sin rumbo fijo con la patineta, llegó a su bloque demasiado cansado. Aunque había servido para sacar de su sistema el coraje al ver a la arpía.
Casi sube las escaleras sin percatarse de la escena en la puerta del departamento de mica.
Candyfloss estaba sentada en el piso, recargada contra la puerta cerrada con Fucking dormido entre sus brazos.
-Conmovedor-, murmuró burlón llamando su atención, ella torció la boca.
-Perdí las llaves en el parque.
Él no pudo contener la risa que brotó de su garganta.
-¿No regresaste a buscarlas?
-No las encontré-, replicó ella entre dientes, el perrito eligió ese momento para despertarse y correr a los pies de zek pidiendo atención.
-Está aburrido, hace quince minutos que llamé al cerrajero-, explicó ella levantándose del suelo.
Zek levantó al perrito y su patineta comenzando a subir.
-¿Vienes?-, gritó cuando ella no lo siguió de inmediato.
Zek se sorprendió al notar que mica no parecía juzgar la poca decoración de su departamento, se sentó en su sofá y se quedó toda quieta y remilgada a pesar de que su cabello estaba completamente enmarañado.
A él no le gustaba poner fotos o cuadros en las paredes, le gustaba el espacio y la comodidad.
Notó que Fucking recorría el departamento entusiasmado.
-Voy a hacer Mate, ¿Quieres un poco?
Mica le escuchó, parpadeó casi luciendo sorprendida, luego lentamente una sonrisa adornó sus labios llenos, ella asintió y zek fue a la cocina gruñéndose.
Para su sorpresa ella sabía tomar la bebida.
-Mi sueño es realizar la ceremonia del té.
-¿Cómo va eso?
-Aun no lo he practicado-, dijo ella haciendo pucheros.
Él inclino la cabeza mirándola y sonrió burlón
-Te verías sexy con Kimono.
Él timbre sonó evitando que ella volviera a llamarlo idiota el cerrajero un hombre de mediana edad que debía haber subido después de leer la nota que habían dejado pegada en el departamento de Candyfloss se quedó algo pasmado cuando zek abrió la puerta y después apareció para darle instrucciones.
Según el hombre, hacían una pareja bastante peculiar y algo intimidante.
Dejaron al hombre trabajando y se quedaron sentados al pie de las escaleras.
-¿No tienes trabajo?-, preguntó ella y zek sabía que no se refería a querer alejarlo, había sincero interés en su tono
Él se encogió de hombros.
-¿Me dejarías escuchar algo de lo que haces?
La miró, un poco receloso.
-Ya sabía yo que debes hacer canciones para comerciales de cereal-, se burló ella como si hubiera percibido su indecisión.
Golpe bajo.
Él subió al departamento por la portátil y después volvió junto a ella, dejando que escuchara una de sus composiciones favoritas.
Mica sonrió a la mitad de la reproducción y se acercó hablando casi confidencialmente a su oído.
-Eres bueno zekesito.
Sus ojos se entremezclaron y sus cuerpos se acercaron casi por inercia. El cerrajero se aclaró la garganta.
Zek se quedó sentado en las escaleras mientras Mica verificaba el trabajo del hombre y le pagaba, el hombre se fue rápidamente, Fucking entró gustoso al departamento y ella le miró desde la puerta de su departamento, sus ojos dijeron mucho, volvió a lamerse los labios y él sintió el tirón de excitación llegar hasta su ingle.
Cerró la portátil y la dejó en el escalón antes de ir hacia ella, ninguno dijo nada, no fue necesario.
Esta vez ambos compartieron el aliento, sus labios entre abiertos dejando paso libre para la exploración, ella sabía exquisito, justo como se había imaginado.
Los dedos femeninos acariciaron su barba mientras capturaba su labio inferior y chupaba.
Él pegó sus cuerpos, casi podía sentir sus pezones erguidos, sus piernas acunándolo, era magnifica.
La probó perdiéndose en su sabor, antes de que ella forzara la retirada.
-Gracias por todo.
Su voz sonaba entrecortada, zek se sintió tontamente orgulloso, que estuviera poniendo los límites le hizo respetarla aún más.
Era una buena chica, de esas personas que valen la pena.
Vete, antes de que lo digas en voz alta.
-Cuida las llaves Candyfloss-, murmuró pasando el pulgar por sus labios antes de alejarse.

Mi Crazy(terminada)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora