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Esa tarde todos en clase estábamos alborotados porque era la última, me senté al lado de la silla de Ernesto y nos dedicamos varias sonrisas y nos tomamos de las manos por debajo de la mesa durante todo el tiempo.

Todo era perfecto yo estaba flotando en las nubes, tenía por fin a Ernesto para mí.

Pero eso fue solo durante la clase pues al salir como siempre, estaba Mía, esperándolo para lanzarse a su cuerpo y besarlo delante de todas como para marcar territorio.

Ya no podía soportar eso o era ella o era yo.

Todos nos fuimos a un antro a celebrar el fin de curso incluyendo Mía, que no se despegaba de Ernesto.

Yo me mantuve en silencio durante casi toda la noche hasta que Mía empezó a alardear un anillo de diamantes que llevaba puesto.

Chicos chicos!!-grito mía a la multitud-ustedes me caen bien! Están todos invitados a nuestra boda que será un día después de la graduación.

Ernesto se puso del color del papel en ese momento y yo me puse roja pero de la rabia, tenía planeado casarse todo este tiempo y no me había dicho nada?

Mía se sentó en las piernas de Ernesto y lo besó con lengua delante de todos.

Ver eso me dio asco y vergüenza.

Como era posible que amara a un chico así?

Ernesto me miró incómodo y se retiró del lado de Mía.

Yo no sabia que hacer, la humillación que sentía en ese momento era tan grande que me pare rápidamente de mi asiento y me fui al baño a llorar.

Todo eso yo me lo había buscado, la única culpable era yo, lo peor del caso es que no me arrepentía de haber estado en los brazos de Ernesto.
Pase lo que sentí era media hora en el baño y salí, para mi sorpresa Ernesto estaba esperándome afuera.

Me tomo del brazo y me llevo a un lugar donde no se escuchaba la música.

-Tina, se lo que debes estar sintiendo y pensando pero te juro que no es así.

-No te vas a casar? No me ocultaste eso a propósito? Cuando le pediste matrimonio? Fue antes o después de conocerme?

-nuestras familias son amigas desde siempre, ellos planearon nuestro matrimonio, te juro que nunca quise hacerte daño-dijo tomando mi mano.

-no te preocupes Ernesto, no voy a arruinar tu matrimonio, pero comprenderás que a partir de hoy ya no quiero volver a verte-dije soltandome de su mano- que tengas un felíz matrimonio-dije antes de marcharme con el poco de orgullo que me quedaba.

Secret Love AffairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora