—Este es mi hijo, Woojin. —El pequeño hizo una pequeña venia hacia la mujer mayor a la que su padre había presentado como la encargada de aquel centro de caridad.
—Es un gusto. —Respondió la mujer. —Es bueno ver que los jóvenes de ahora también se preocupan por los niños que no tienen facilidades económicas.
—Es un ángel. —Fue su madre quien habló esta vez. —Insistió mucho en venir hoy, tenía muchas ganas de conocer a los niños.
—Pues qué mejor momento de conocerlos que ahora, antes de que las cámaras de televisión estén invadiendo todo el espacio. —Sonrió ladina.
—Si cariño. Ve a conocer a los niños. —La señora Park empujó a su hijo suavemente hacia la puerta que guiaba a la estancia principal.
—Claro. —Fue lo que salió de su boca.
Mientras seguía el camino que marcaba el piso con imágenes hechas para niños menores, miraba con atención los alrededores, parecía haber algunos consultorios y cuartos con 6 camas para pacientes.
Aquella situación era bastante triste. Las salas eran bastante pequeñas y las camas de los pacientes parecían estar muy juntas, no había espacio suficiente para los familiares y al parecer no entraba mucho aire.
Sumergido en sus pensamientos entró a la estancia principal. Al ser temprano aún, muchos niños se encontraban jugando, viendo televisión, y ocupando su tarde en actividades diversas.
Nadie puso atención en él cuando entró en aquél espacio. Sólo le habían dado la indicación de ir allí, así que no sabía si tenía que dirigirse con alguien en específico o si debía cuidar de algún niño.
Avergonzado de no haber preguntado y sólo estar parado en el centro de la habitación decidió regresar a pedir indicaciones a donde se encontraban sus padres con la encargada, sin embargo, antes de siquiera dar un paso, pudo sentir un pequeño tirón en su pantalón.
—¿Vienes a jugar conmigo? —Preguntó una pequeña niña, no tenía más de 9 años. Verla le rompió el corazón. No era por su falta de cabello ni por las sondas que adornaban su cuerpo, era lo delgado de su cuerpo, las mejillas hundidas y las ojeras marcadas en sus lindos ojos.
—Claro que si pequeña. —Accedió tratando de sonar tranquilo.
Ambos se sentaron en un pequeño rincón en donde había un par de sillones y podían jugar libremente en la alfombra.
—Mira esto. —La niña sacó un par de muñecas de una caja, lo cual hizo que otro dolor en el pecho se instalara en el cuerpo del mayor. Esos niños no tenían con qué jugar, y los pocos juguetes que tenían estaban en mal estado y arrumbados en una caja.
Por primera vez vio con detenimiento aquél lugar. Definitivamente le faltaban muchísimas cosas, comenzando por muebles nuevos.
—¿Estás escuchándome? —Preguntó la pequeña niña.
—Claro que sí. —La personita frente a él lo vio dudosa.
—Está bien, te decía que son mis muñecas favoritas porque son las más bonitas.
—Es cierto, son bonitas como tú. —Dijo en el tono más dulce que pudo usar.
—No, ellas son más bonitas porque tienen cabello. —Agachó su mirada.
—Entonces eso te hace más bonita. —Replicó rápidamente y recibió un ceño fruncido y un puchero en los labios como respuesta. —Imagínate... Si eres igual de bonita aunque no tengas cabello, no puedo pensar en lo hermosa que serás cuando te recuperes.
La pequeña frente a él se puso de pie rápidamente y le dio un abrazo acompañado de un beso en la mejilla.
—Haein no incomodes a nuestro nuevo amigo. —Escuchó detrás de él y volteó, encontrándose con la sonrisa más sincera que había visto en su vida. —Apresúrate, debes ir con la enfermera.
—Sí. —Se encaminó rápidamente hacia la señorita que estaba en la puerta de entrada. —Espero verte aquí siempre.
—Yo igual Haein. —Se despidió con la mano.
—Lamento haberla apartado de ti, puede lastimarse la vena con la sonda.
—Lo sé, no te preocupes. —El chico de la sonrisa hermosa tomó asiento junto a él.
—¿Es tu primer día ayudando?
—Sí, supongo.
—¿Supones? ¿No te vas a unir como voluntario?
Dio un rápido vistazo al lugar.
—Me encantaría.
—Entonces hazlo, nos hace falta mucha ayuda aquí.
—¿Tú vas a orientarme? —Se sonrojó al instante en el que esas palabras salieron de su boca, haciendo reír al otro ligeramente.
—Ha Sungwoon. —Le extendió su mano para que la tomara. —Puedo ayudarte con lo que quieras.
—Park Woojin. —Dijo correspondiendo a la mano tendida. —Será un placer ayudarte... Ayudar a los chicos.
Las puertas se abrieron abruptamente, dejando ver al senador Park y a las cámaras de televisión.
—Maldita sea, tenía que ser hoy...—Dijo Sungwoon suspirando y apretando los dientes. —Odio a ese tipo.
—¿De verdad? —La incomodidad invadió su cuerpo. Nunca nadie había hablado así de su padre frente a él.
—¿Tú no? —Woojin negó con la cabeza lentamente. —Sólo míralo, sonriendo a las cámaras. Ese tipo no quiere ayudar a estos niños, sólo quiere que los votantes crean que es una buena persona y así cuando esté en la presidencia pueda robarnos el dinero.
—Eso es verdad.
—¿Cómo?
—Lo que acabas de decir... es verdad, él es todas esas cosas.
—Ya lo sé. —Ambos continuaron con la mirada fija hacia el hombre frente a las cámaras. —Vámonos de aquí.
—¿Adonde? —Sólo atinó a reírse ante la propuesta.
—A donde sea.
Sin pensarlo dos veces, los chicos que acababan de conocerse salieron a hurtadillas del centro.
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Little Camden || ChilaNube (DongHwi + OngNiel)
FanfictionEl barrio más peligroso de Seúl es llamado "Little Camden", en honor al lugar más peligroso en E.E.U.U., en donde los asaltos, ventas de drogas, prostitución y demás negocios ilícitos son el pan de cada día. Park Woojin, hijo del senador y candidato...