IV - Navaja

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El grifo se abre, el agua fría se enrosca a través de mi cuerpo como si de una víbora se tratase. Cala en cada hueso, y me quita el aire. La respiración sale entrecortada de mis pulmones, y mis labios tiemblan sin detenerse.
Tanteo con mis manos mi nuevo juguete, la navaja más afilada. La sostengo con ambos índices, y la miro fijamente. Su filo me atrae, es como un imán con su polo opuesto justo en mi muñeca izquierda.
No la hago esperar, ellas se enojan cuando eso sucede. Coloco la navaja justo sobre mis venas, con el filo hacia abajo, y el brillo hacia afuera. Ejerzo una leve presión, antes de arrastrar la navaja hacia mi derecha, mientras mi muñeca se va hacia el lado izquierdo. El filo lame mi piel, y se desliza dentro de ella con facilidad. Ese frío hilo cargado de un dolor inmenso termina su recorrido con la misma intensidad de su inicio. Ya no caen lágrimas, ya no duele tanto, lo único que posee furia es la sangre que fluye libre hacia la rejilla, mientras el aroma a óxido llega a mis pulmones.
Llevo mi muñeca hacia el chorro de agua fría, el agua penetra en la nueva herida. Arde, como siempre, y la sangre se diluye, como siempre, y cae con rapidez, como siempre.
Hoy quedará una bonita cicatriz, linda como las demás. Mi navaja corta muy bien, creo que no voy a necesitar otra durante mucho tiempo... Demasiado. Quisiera poder levantarme del piso, no me gusta estar tanto tiempo desnuda. Pero preferiría dormir, hoy tengo mucho sueño para vivir.

In A Sheet Of PaperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora