In A Sheet Of Paper

V - Otra Vez

De pequeña, lo veía todos los días.

Tenía cuatro años cuando lo conoció. Delgado, y acompañado de una mujer vestida de blanco y un hombre vestido de negro. No lo había visto nunca antes, algo la hizo acercarse. Había visto angustia en su mirada, y pensó que podría cambiar eso.
Su inocencia la llevó a brincar alegre entre sus brazos, sin pensar si él la atraparía, o si quiera si la miraría.

Y él la abrazó, y sonrió. Por primera vez.

Ella sintió algo caliente en su corazón. Por primera vez.

Ella fue feliz, él ya no estaba triste.

Desde ese día, todos los días era igual. El muchacho delgado la esperaba en la calle de adoquines, con la mujer vestida de blanco y el hombre a su lado.
Él estaba triste, hasta que ella llegaba.
Cuando lo veía, corría hacia sus brazos, otra vez. Saltaba sin dudar, a un vacío sellado con una delgada capa de felicidad. Y sentía el calor, otra vez.

Ella lo quería mucho. Demasiado.

Creció un poquito, y él apareció en la calle de adoquines, otra vez. Estaba más triste que todos los días. Al verla, parecía que apenas tenía fuerzas para mantenerse en pie.
Aquel día, sólo le acompañaba la mujer, ahora vestida de negro.

Él estaba triste, y ella quiso hacerlo feliz.
Cerró sus ojos, y volvió a saltar.
No esperó nada más que los adoquines contra su rostro, sabía que el no la iba a atrapar. Estaba muy triste, y ella no tenía tanta felicidad.
Pero unos brazos rodearon su cuerpo, otra vez.

Y su corazón se calentó, otra vez.

Con el paso del tiempo, él siempre la esperaba en la calle, con la mujer a su lado.

Y se volvieron inseparables.

Cada día que pasaba, él se ponía un poquito más feliz cuando ella lo abrazaba. Su felicidad nacía, otra vez.

Un día, ella llegó y lo vio, otra vez. Ella no saltó. Sus ojos estaban oscuros, él estaba triste, otra vez.

Él estaba sólo.

Ella no se acercó otra vez. Él lo hizo. Y ella lo abrazó antes, por primera vez.
Ahora era su turno de darle calor a su corazón.

Y fue su último abrazo.

Él no volvió otra vez.

Él se había ido.