Di que sí!

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Baekhyun moría de nervios. Sentía el pulso acelerado y la transpiración peligrosamente a flor de piel.

Dio unas cuantas respiraciones profundas intentando calmarse. No podía concebir oler a chivo y mucho menos desaliñar su perfecto maquillaje solo porque sus benditos nervios decidieron jugarle precisamente ese día una mala pasada.

El día más importante de su vida, incluso más que aquel en que el sexy y alucinante capitán del equipo de baloncesto le había dedicado la anotación ganadora frente a toda la escuela y él no pudo estar más feliz porque ahí tienen perras, observen, esa fue para mí.

Pero el día de hoy se sentía extremadamente ansioso, tanto que incluso sus extravagantes recuerdos de colegial hormonado y alocado no bastaban para serenarlo.

¿Qué se suponía que hiciera? Las manos le temblaban y estaba a un paso de infartar, y toda la culpa la tenía ese maldito pronosticador que había prometido un día soleado para luego disculparse por el cambio repentino en la dirección del viento.

Era el día de su preciada boda y las nubes hijas de la re mil puta no paraban de arremolinarse en el cielo, tornándose más negras que cierto amigo que él tenía, y jugando a quien acumulaba más agua para finalmente precipitar y arruinar su perfectamente decorado patio de bodas.

Baekhyun prendió una patada a la puerta, maldiciendo su terquedad al momento de elegir el lugar de la celebración. Porque solamente a él podía antojársele una boda radiante, veraniega y fresca. Ya saben, con todo el decorado montado en medio del pasto, y no esos preparativos estirados en salones alquilados.

Si solo hubiera hecho caso al oír al pitufo con corbata anunciar el cambio en las noticias la semana pasada, tal vez en estos momentos al menos estaría encerrado en un baño decente y no en esa caja con ruedas.

Así es, Baekhyun estaba haciendo frente a su crisis de pánico en nada más y nada menos que el interior de un baño portátil. ¡Ese día no podía ponerse mejor!, con todo el sarcasmo que esa frase pudiera expresar.

El castaño había solicitado los servicios de esa compañía pensando que en su puta vida pondría un pie dentro de uno de ellos.

Sorprendentemente por dentro la mierdecita no estaba nada mal para lo que se había imaginado. El lugar era pequeño, pero al menos estaba limpio y con aroma a desodorante de ambiente. Lo suficientemente acogedor como para quedarse allí encerrado por una hora más, o hasta morir de la vergüenza, lo que ocurriera primero.

Su móvil en el bolsillo trasero de su traje perla empezó a sonar, haciendo que pegara un brinco y se golpeara la cabeza con el techo. Reiteramos, pequeño y acogedor.

Maldijo el infernalmente estrecho cubículo, y luego de frotarse la cabeza con furia, descolgó la llamada al corroborar de quién se trataba. No es que haya estado eludiendo las llamadas de cierta persona desde hacía un par de horas, claro que no.

- ¡Soo! ¿Ya tienes todo como acordamos? -preguntó atropelladamente.

-Para empezar, nunca acordamos nada de esto Baekhyun. ¿No prefieres reconsiderarlo?

-No te supliqué que trajeras el auto hasta aquí para que nos sentemos a reconsiderar mi decisión -replicó Baekhyun virando los ojos.

-Pero Chanyeol..

- ¡Estás en mi lado de los invitados, así que deja de actuar como el terapeuta del enemigo y piensa en mí por un momento! -chilló Baekhyun mientras hablaba a regañadientes.

-De todos modos, Baekhyun, si lo que quieres es huir de aquí sin que nadie lo note, traer la limosina arrastrando las latas y el moñazo pegado sobre el capó no sería precisamente la manera más discreta de hacerlo.

Di que sí! -  [Baekyeol/Chanbaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora