nineteen

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La puerta de la oficina de Louis se abrió de par en par con un estruendoso chirrido, lo que provocó un repentino cambio en su estado de ánimo. La intrusión abrupta interrumpió la atmósfera de tranquilidad en la que había estado sumido, y el mal humor del abogado se hizo evidente.

Al levantar la vista de sus papeles, se encontró con la figura de Liam, su compañero de trabajo, de pie en el umbral de la puerta. La irritación de Louis se intensificó al reconocer a su visitante.

—Louis, supongo que—

Antes de que Liam pudiera terminar su frase, Louis levantó la mano en un gesto que denotaba autoridad, cortando cualquier intento de conversación.

—Un momento —dijo con voz firme, despojándose de sus anteojos y colocándolos cuidadosamente a un lado— sal de mi oficina y toca la puerta para entrar como una persona normal. Luego te permitiré hablar.

Liam frunció el ceño, claramente molesto por la reprimenda.

—Pero ya estoy aquí, ¿qué sentido tiene?

—Liam, haz caso —insistió Louis, sin mostrar señales de ceder a la impaciencia de su colega.

Con un resoplido de frustración, Liam se dio media vuelta y, con un gesto descontento, agarró el picaporte y cerró la puerta tras de sí, dejando a Louis con el ceño fruncido.

Pocos momentos después, el golpeteo en la puerta anunció el regreso de Liam. Louis le permitió entrar con un tono que reflejaba tanto la irritación como la resignación.

—Puedes pasar —dijo Louis, tratando de mantener un aire de formalidad mientras Liam entraba con una expresión que denotaba disgusto.

—Jódete tres millones —murmuró Liam mientras tomaba asiento frente a Louis y lanzaba una carta sobre el escritorio— vine aquí para recordarte sobre la fiesta organizada por el bufete de abogados que se ha asociado recientemente con nuestra firma.

Louis tomó la carta dorada, decorada con bordes en burdeos, y la examinó detenidamente. La elegancia del sobre contrastaba con su creciente desagrado por el contenido.

—¿Es realmente necesaria mi presencia en ese evento? —preguntó, con una expresión de resignación— hay varios de nosotros que podrían asistir y representar a la firma, como tú y Zayn, por ejemplo.

Liam, con un tono decidido, respondió sin vacilar.

—Debemos asistir todos los cabecillas. Así que Zayn, tú y yo debemos estar presentes. ¿Quedó claro?

the auction (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora