DON'T LISTEN (SEOKHUI +18)

|I HEAR YOU|

Seokmin cerró la puerta de golpe sin saber el porqué de su reciente actitud. Venía tan tranquilo de su última clase de la semana, tarareando la pegajosa canción del grupo de chicas que eran el boom del momento hasta que las puertas del ascensor se abrieron y vio a su vecino-amigo-hyung conversando con un alto chico castaño de bonita sonrisa con porte de modelo; no tendría que ponerse celoso, después de todo solo conversaban, pero Seokmin pudo ver en la sonrisa coqueta y mirada picarona del sujeto alto muchas intenciones que desde luego iban mas allá de una simple amistad.
Después de presenciar esa escena la pegajosa canción dejó de sonar en su mente y el chirin-chirin dejó de causarle gracia, metió sus manos a sus bolsillos del pantalón fingiendo desinterés y saludó con una débil sonrisa y un apagado "hyung" a Junhui para después introducir la clave de su departamento con hastío.

Él mismo se sorprendía y decepcionaba de su actitud y, deseando que Jun no lo haya notado, fue a tomar una ducha.

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Terminó de enviar las veinte páginas de su proyecto en el que estuvo trabajando durante toda la semana y cerró su laptop con un gran bostezo, miró la hora en el reloj digital de su mesita de noche y desperezó su cuerpo para seguidamente guardar la portátil bajo su cama. Descansaría unas horas y después tal vez salga a comer o dar un paseo, se acomodó en su cama cubriéndose con las frazadas y mirando al techo sin pensar en algo para vaciar su mente y descansar bien. A punto de conciliar el sueño fue interrumpido por unos traqueteos del otro lado de su closet y luego la puerta del mismo al abrirse de un golpe.

—Seokminnie ~ —le llamó una voz cantarina —voy a salir y volveré tarde...

—No se preocupe hyung, yo alimentaré a Winnie — respondió sin despegar la vista de su para nada interesante techo, ya sabía quién era y por ese motivo no se giró a verlo.

—Por eso te amo. ¡Nos vemos más tarde! — Junhui se despidió entrando nuevamente a su ropero — ah, por cierto, me encanta el olor de tu perfume —agregó cerrando por fin la puerta corrediza del closet.

Seokmin sonrió con lo último dicho, ya estaba acostumbrado a las extrañas muestras de afecto de su hyung y mentiría si dijera que no le gustan, ya que después de convivir poco más de medio año con Wen Junhui, era normal dentro del trato filial que se daban.

Ese tiempo le hizo conocer muchas cosas del mayor, como el gusto extraño por los colores en su cabello, o su peculiar gusto por los gatos pelados (que para Seokmin eran muy feos, pues se asemejaban a una rata bebé), también presenció las veces qué llegaba muy mareado producto del alcohol que consumía durante las celebraciones de sus películas estrenadas y que siempre resultaban un éxito por tenerlo como protagonista, pero también de la increíble manera como se reponía de las resacas sin que estas dejaran marca en su rostro. Lo que aún no entendía era el porqué vivía en Hondae si tenía suficiente dinero para poder comprarse un departamento más lujoso en zonas exclusivas como Gangnam, ese era un punto que no encajaba con su vida ostentosa.

Rindiéndose en su intento de dormir una siesta, se paró y abrió la puerta corrediza de su closet, haciendo espacio entre su ropa encontró el pequeño agujero entre la pared pintada de blanco, tiró suavemente y la deslizó a un lado, más ropa ocupó su campo de visión, la apartó con cuidado de no dejar caer algún gancho que portaba la fina ropa de Junhui y atravesó el espacio.

Un ligero olor a rosas inundó sus fosas nasales e inhaló con fuerza para grabar ese tenue olor.

El maullido ya conocido que escuchó del animal sobre las sábanas color agua de la cama de Junhui, lo alertó y recordó su principal objetivo: alimentar al gato pelado y de porte señorial. Caminó lentamente hasta la cocina del departamento y sacó con una pequeña jarra de medida la cantidad exacta de galletas para gato que después vertió en el plato del animal.