Un día común. Levanté mi cuerpo a sobresaltos por prestar oídos a la alarma del viejo reloj, poseía un listón que trabajaba y a su vez ocupaba el puesto de tapa, así no escaparan las pilas, ¡Mereces un premio tira! ¡Sigue así!
Proseguí en cepillar mis colmillos elogiables de un vampiro, debo cuidarlos para que "El Ratón Perez" traiga más que unas monedas, es bastante cicatero conmigo y mis dientes de leche.
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9... ¡10!
Ahora debajo
1, 2, 3, 4, 5...
Seguidamente, de ser muy buena en matemáticas, determine peinarme, adornar mis mechones. Una simple colita de caballo favorecía mi imagen.
Para rematar movilice mi materia a la sala de estar, indagaba por un poco de alimento; cuando la persona armoniosa mas adorada en mi supervivencia arrechucho de método intenso contra mí, estimo sus abrazos de la mañana por saturar mi alma de energía, de belleza, amor y vida, ella solo escalo los besos y mimos hasta la mejilla, así concluye su saludo; realmente adorable despertar con un gesto lleno de cariño. Con una sonrisa encantadora informo que Papá vendría a verme, el hambre se convirtió en ansiedad, este día común mudo a ser uno de los mejores.
Papá últimamente descuido de manera escasa, insuficiente, su rutina de padre. No tengo permitido y no puede ser una opción tomada a voluntad el ir a su vivienda, realmente extraño jugar con él.
No trague sustento por los ánimos, solo fui a buscar la vestimenta más primorosa en mi armario, era sus prendas de anteponer y para fabricar un sentimiento especial, el me las regalo, las prendas cómodas y frescas, perfectas para este día soleado. Al estar cubierta, acondicione mi bolso de tela hecho por mí abuela, extenso y de color crema con un aroma fresco, natural y para no ser algo sencillo poseía una rosa cocida.
Opte por sentarme en un tronco ubicado en el patio principal, dejé mi bolso en el pasto húmedo y decidí ojear hacia el frente, misma dirección por donde sueles aparecer.
La luz que proporcionaba el sol era perfecta para emplear, los rayos chocando contra mí piel ayudaban a sentirme viva y desahogada en el ambiente, el canto de los pájaros era música para mi audición, una atmósfera de paz muy disfrutable. Pero al pasar los segundos, los minutos, las horas, tenía mucho frío, mi cuerpo temblaba, tiritaba y por automatismo lleve mis brazos a los hombros, comencé a frotar mis antebrazos, manera de suministrar calidez.
No era consciente de la duración por la concentración, sentí el frío pero no inmute, mas disminuyo mi asombro por el pasar de las horas que al escuchar el abrir de la puerta, solo seguí mirando el punto fijo.
Sentí como destinaban una sabanilla sobre la figura pálida del frio, la mujer más ficticia y radiante del mundo realizando una de sus hazañas, cargó la complexión descolorida en sus brazos sedosos como el algodón, yo solo articule menos de cinco palabras...
"Papá no vino"
Pasaron muchos años, ese tronco decreto su ausencia, como tú.
El actualmente es polvo, como tú.
Sucumbió al olvido, como tú.
YOU ARE READING
Papá no vino
Short StoryPasaron muchos años, ese tronco decreto su ausencia, como tú. El actualmente es polvo, como tú. Sucumbió al olvido, como tú.