Namida

Estaba frente a un escenario lleno, los fukeis disfrutaban del espectáculo, había sido genial, podía ver las sonrisas de todos, entonces ¿por qué? ¿Por qué ahora me estaba pasando esto? No lo entendía, tenía que ser fuerte, pero no pude.

Las lágrimas empañaron mi vista.

Y no lo soporté más, hui como una cobarde detrás del escenario a esconderme por ahí, no supe que más hacer, lo primero que vi fue al grupo de chicas que no estaban participando, sus caras eran de sorpresa y de preocupación porque nunca me habían visto llorar.

Si, Isono Rinon, alias "la robot" nunca llora.

Las esquivé con rapidez a pesar de sus gritos llamándome, la verdad no me interesaba que pasaría más allá de eso, lo único que sabía es que necesitaba correr y desahogar toda esa presión para mí.

¿Por qué? ¿Por qué ahora? Seguí preguntándome, no sé cuánto había corrido, pero sé que me encontraba a una distancia prudente de donde se estaba haciendo el evento, tenía que calmarme pero no podía, solo me recargué de una pared y me deslicé hasta quedar sentada en el suelo.

Lagrimas calientes recorrieron mi rostro, eran lágrimas de rabia y tristeza, había sucumbido ante la presión de no poder hacer algo. Ahora era la presidente estudiantil de Sakura Gakuin, era mi deber el de representarlas y cuidarlas.

Cuando vi que las chicas comenzaron a mezclar los vegetales en la licuadora supe que no podría hacerlo, vi como valientemente Mirena había tomado el vaso y sin examinarlo mucho había tomado el contenido y al terminar el trago vi su expresión de asco y entonces mi estómago se encogió. No quería, pero debía hacerlo, era mi obligación como la líder.

Así que titubeante me acerqué a la mesa entre los ánimos de las demás chicas y tomé el vaso y una botella de agua, de verdad lo intenté.

No pude.

Mi garganta se cerró y sentí como las lágrimas saltaban de mis ojos, me cubrí con mi brazo izquierdo mientras solo oía el eco de la voz de Mori-sensei, pero por más que me cubriera sabia la verdad, todos estaban viendo mis lágrimas.

Un "No entiendo porque lloras, si ni siquiera lloraste en la graduación de Nakamoto" precedido por las risas de los fukeis. Estúpido Mori-sensei.

Nakamoto...Su-chan, ella había sido una genial presidenta, yo quería ser como ella o como Ayami-chan, Marina-chan e incluso Moa-chan, siendo como era, había hecho un papel impecable como presidenta y había confiado en mí, para hacer lo mismo.

Y le había fallado, a ella y a todas las chicas que con honor habían llevado el mismo papel que yo tenía ahora.

¿Por qué no había escogido a alguien más? Tal vez Ooga-chan o C-chan podrían haber sido mejores presidentas que yo, sonrió de manera irónica, la verdad es que hasta las chicas nuevas podrían ser mejores que yo.

Suspiro, no quiero regresar allá, no sé qué hacer, quisiera pedirle consejo a alguien, pero la única persona que me apoyaba se graduó el año pasado, ojala me hubiera graduado con Hana y no tener que soportar todo esto sola.

"Me siento sola" pienso mientras abrazo mis rodillas y cierro los ojos evitando que más lagrimas caigan.

– Yo no sirvo para nada – susurro al aire que es mi único acompañante.

O es lo que creo, porque siento como alguien toca mis mejillas e intenta limpiar mis lágrimas y escucho una voz decir:

– Eso no es cierto, senpai– abro los ojos sin apartarme para ver a la persona que sujeta mi rostro.