Brazen

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Conseguí enfocar la vista, quedándome ciega al instante por el foco situado en el techo. Algo no me cuadraba, la estancia en la que estaba era demasiado blanca y tenía una sensación claustrofóbica. Percibí movimiento a mi izquierda, por lo que decidí incorporarme para averiguar de dónde procedía, sin embargo, al levantarme no sabía qué pensar. La habitación podía tener en total unos cinco metros cuadrados, y no se distinguía otro color que el blanco, por no ser por mi compañero.

- ¿Harvey?¿Qué haces tú aquí?- reparando en su presencia no podía creerme que de todas las personas con las que podía estar encerrada tenía que ser con él.

- Pues lo mismo que tú, supongo- contestó con tono de indiferencia-.

Es lo que más me molestaba de este, nunca se tomaba nada como debía, se comportaba como si todo le diese igual y además hacía parecer que era agradable y dulce siendo todo lo contrario en realidad.

- ¿Qué es este lugar?- ignorando su anterior contestación decidí investigar un poco el sitio. Todo se asemejaba a una pesadilla, parecía no tener salida. Era como si hubiesen construido cuatro paredes carecientes de cualquier tipo de abertura mientras que la pintura blanca recubría todas las esquinas  a la perfección.

Harvey estaba sentado mirando al suelo, ocupaba más de la mitad de la estancia. Intenté acordarme de todo de lo que había pasado antes de haberme despertado aquí, solo consiguiendo recordar que había cogido el tren para un evento importante pero que no conseguía descifrar.

También sabía que anteriormente había hablado con el individuo situado a mi lado lo cuál generó que lo odiase aún más.

- No hace falta tener tal cara de amargada, tampoco es tan malo estar sola con el propio Harvey- la arrogancia de esa frase me corto como un cuchillo afilado-.

- ¿Me estás diciendo que eres tan creído para creerte que soportaría el mero hecho de estar contigo?

- Pues a ver, seamos sinceros, ¿cuántas personas pagarían por estar en tu lugar y estar aquí conmigo?

Ante aquella afirmación me quedé sin palabras, lo que había dicho era cierto. Sabía perfectamente que esta podía ser la fantasía de cualquier adolescente. Pero no la mía, o al menos no con él.

Dado que no había nada que hacer me senté en el suelo, no obstante, como no había mucho espacio mi espalda tocaba la del chico poniéndome así en una tensión constante.

- Antes de todo, me gustaría saber por qué me odias tanto. Es decir, ¿te he hecho yo algo para merecer tanto desprecio?- el silencio que había en el aire se esfumó al pronunciar esta frase, pero solo consiguió aumentar la incomodez.

Justo cuando me apresuraba a formular mi respuesta escuchamos un ruido proveniente de una de las paredes. Era constante e iba aumentando a medida que pasaban los lentos y pesados segundos. Entonces, capté movimiento de aquel lugar y me acerqué para ver mejor lo que iba a suceder en ese instante.

Locked (Hrvy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora