Diálogo de besugos

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En un pueblo llamado Serranillo vivía un hombre que había tenido algunos problemillas con la ley, y gustaba de ir a tocar las narices a comisaría. ¿Por qué? Porque sí­.

En esa comisaría trabajaba un policía con nombre de agente de policía, que estaba harto de esa persona.

Un día, pasó con su mujer en coche por delante de un cartel en el que ponía "Serranillo, 8 kilómetros". A la mujer le hizo mucha gracia el nombre, y le comentó a su marido:

- ¡Anda, mira! Se llama Serranillo.

A lo que el policía, que iba conduciendo, pegó un resoplido y respondió:

-¡Buff! De ahí­ es un chorizo...

En esa breve pausa que hizo, la mujer exclamó:

-¡Ah, pues podemos venir a comprar choricito!

Y el agente, que reaccionó tarde, acabó la frase que había empezado, sin tener en cuenta la intervención de su mujer.

-¡Qué me tiene harto! ¡Harto me tiene!

Y la mujer preguntó: "¿Y eso?", porque no alcanzaba a imaginar la razón por la cual le tendría tan harto un choricillo de pueblo, con lo buenos que están con pan.

 A lo que el marido, extrañado, le dijo:

-Pues que no para de venir a molestar. A la siguiente ¡le meto en la cárcel!

La señora pensó: "¿Qué dice este hombre?" y para salir de dudas le preguntó:

-¿A quién quieres meter en la cárcel? ¿Al que hace el chorizo?

Y el policía:

-¿Qué chorizo? ¿De qué me estás hablando?

Y la mujer, sin saber a qué se refería su marido, le dijo:

-Pero vamos a ver, ¿no me has dicho que en Serranillo hay un chorizo muy bueno?

-¿Pero tú me estás vacilando?

-¡¿Pero tú a quién quieres meter en la cárcel?!-Preguntó la mujer al borde del ataque nervioso, tic en el ojo incluido.

-¡Al de Serranillo, que no para de robar y nos tiene fritos en comisarí­a!

-¿El que hace el chorizo?

-¿Pero qué chorizo?

Entonces algo hizo "clic" en la cabeza de la señora, y se le encendió la bombilla (y se le quitó el tic del ojo).

-¡Ah! ¡Yo pensaba que me hablabas de un chorizo de comer que hacían en Serranillo!

Entonces el agente tocó el claxon con la frente.

-¡Qué mujer! ¡Es que qué mujer! ¡Esto es pa' chillar!

-A ver, es que yo digo pueblo, y tú me dices chorizo, pues lógica pura, relación gastronómico-cultural-geográfica.

Dejaron la conversación, avergonzados por el diálogo de besugos. Él siguió conduciendo y ella mirando los carteles de los pueblos.

En el silencio se oye una voz policial:

-¿Qué hay para cenar?

-Chorizo.



Basada en hechos reales.

Todo parecido con la realidad es pura coincidencia.




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