NARRA DANIEL
Mientras estábamos en el coche de vuelta a casa, Sora solo se dedicaba a mirar con ojos entrecerrados la carretera y las calles por donde pasábamos. Podía notar que internamente el chico estaba teniendo una especie de batalla emocional y mental, quise saber el porqué de esta actitud.
Quise saber también qué había pasado mientras yo estaba dormido y él en la calle, pero no me atreví a preguntarle. Quizás era algo demasiado personal y por muy raro que pueda sonar yo no quería irrumpir en su vida con brusquedad, aunque eso es lo que había exactamente cuando la agencia decidió por mí que viviría con mi cliente.
Pero eso no era una opción ni tampoco mi decisión, fue una obligación que decidí obedecer porque no quería perder mi puesto de trabajo.
Lo que yo quería era que él pudiera ser capaz contarme sus preocupaciones y problemas para ayudarlo a que su vida personal afecte en lo mínimo posible su vida laboral. O al menos ese era uno de mis objetivos como su representante.
Gracias a diversas experiencias que he vivido a lo largo de mi deprimente vida, puedo asegurar que la confianza y el respeto no es algo que se consigue de la noche a la mañana, sino que se logra después de atravesar por un largo camino lleno de sorpresas. También sé que puedes destruir toda la confianza y el respeto que una persona siente por ti en milésimas de segundo. En pocas palabras, es algo difícil de conseguir y fácil de perder.
Por esa misma razón y porque aún es un adolescente y tiene las hormonas bastante alborotadas, debía darle tiempo y espacio. Tiempo para que pueda contar conmigo y espacio para que se pueda acercar a mí como si fuera un amigo.
Cuando llegamos a casa, lo hicimos en silencio. El chico seguía inundado en sus pensamientos y yo no quería fastidiarle más.
Antes de que Sora entrara en su habitación debía de recordarle la importante reunión que teníamos mañana.
- Sora... recuerda que mañana tenemos que asistir a una reunión que exige tu presencia. El estilista vendrá a las 11 y la maquilladora a las 11:30, solo quería que tuvieras eso en cuenta. – le dije un poco nervioso pues no sabía cuál iba a ser su reacción.
- Vale. – dijo en voz monótona. Sinceramente pensaba que me iba a decir que no pensaba ir o que las 11 de la mañana era demasiado pronto, pero no solo no se negó sino que no puso ningún inconveniente con ir.
- Te despertaré un poco antes de que venga el estilista, ¿te parece bien? – me tenía que asegurar que mañana todo iría según lo planeado.
- No hará falta... me pondré la alarma. – dijo mientras bostezaba, se le veía cansado.
- Bueno... entonces buenas noches. – le dije en voz baja, él me miró directamente a los ojos y solo asintió. Acto seguido entró a su habitación y cerró la puerta.
Yo no tenía sueño básicamente porque había estado durmiendo casi todo el día pero me sentía cansado mentalmente.
Entré al cuarto de baño que se encontraba en mi habitación y procedí a lavarme las manos y luego la cara. Mientras me la secaba con una toalla pude ver mi reflejo en el espejo que se encontraba enfrente de mí.
Las ojeras de ayer se habían atenuado bastante pero mis ojos se veían cansados y mi pelo estaba más largo de lo que me gustaría. Me quité la camiseta pues me iba a poner la ropa de dormir y devolví la mirada al espejo, nunca antes en mi vida me había visto tan delgado o al menos no lo había notado antes. Los últimos meses había perdido bastante peso a causa de la depresión y necesitaba ganarlo de vuelta, ¿sería buena idea apuntarme en algún gimnasio?
ESTÁS LEYENDO
EL CONTRATO QUE NOS UNE | [GAY/YAOI]
RomanceSora es un famoso idol japonés, ha fallecido su mánager y en su agencia ya le han escogido y asignado su futuro representante. Daniel viene de América, tiene 25 años y aunque se considera del montón está dispuesto a olvidar el pasado y empezar de nu...