CAPITULO DOS

10 0 0
                                    

Me observó en el espejo con detenimiento, llevaba puesta una camiseta gris, unos jeans negros, una chaqueta tinta y botas un poco más altas de la rodilla negras. Sin embargo no veía el conjunto que tenía puesto, veía mis ojos grises, mi cabellera negra lacia hasta la cintura, mi tez blanca, mis labios rosas de un grosor adecuado, se que soy bonita, digo, me parezco a mi madre, debo ser bonita, pero habían momentos en los que me sentía un adefecio, recuerdo que desde pequeña los demás niños me repelían, excepto Ethan, al cual conozco desde el jardín de niños, era el único que se me acercaba, después en primaria se unió a nosotros Maya, y desde entonces hemos sido solo nosotros tres, y no es que allá algo mal en ellos, no son para nada unos raros, de hecho podrían ser populares si lo quisieran. Maya siempre a sido hermosa con su cabellera tan rizada, es afroamericana con unos ojos verdes tan bonitos, su piel era cremosa y perfecta, Ethan con sus ojos azules y cabellera rubia siempre deleitando a cualquiera, el problema soy yo, siempre me eh comportado de una manera no muy común, pero para alguien diagnosticada con esquizofrenia era algo normal. Porque cuando no generó miradas asustadas, generó miradas de burla o de lastima, no sabremos decir cual es la peor.

Sin embargo estando con estos chicos me comporto más como yo misma, pero no del todo. A veces hasta yo misma me doy miedo como para expresarme por completo con cualquier persona.

Suena el timbre de mi casa y yo ya se que Ethan llegó. Le doy un vistazo a mi cabellera y me encamino a la entrada.

-Hola Ethan- digo al momento de abrir la puerta. Y después me quedo pasmada, se ve increíblemente hermoso, digo, siempre se ve bien, pero hoy, su cabello rubio ligeramente alborotado, una camisa verde seco, una chaqueta unos tonos más bajos que la camisa, una bufanda blanca alrededor de su cuello y jeans negros. Se esmeró

-Hola linda- había algo en como me miraba que me puso nerviosa.
Se sentía casi como una cita, pero como saberlo si nunca eh tenido una.

-Papá vuelvo pronto- grite después de recomponerme.

-Vuelve temprano cariño.

*****

-¿Como que no te lo permitió?- dijo Ethan después de que le conté lo de mañana- Tu padre siempre te cuida, pero esto es demasiado. Nunca te había prohibido salir, menos en tu cumpleaños, menos cuando es con nosotros.

-Lo se, fue muy extraño- conteste.

-¿Y qué piensas hacer?, ¿se cancela y ya?

-Ethan, solo será una comida, y mi padre estará trabajando, si voy a ir, cuenta con ello.

-Oye no tienes que hacerlo, lo pasaremos para otro día

-No Ethan, voy a ir, por una vez en mi vida que no obedezca a mi padre estaré bien.- digo decidida- y si no se entera va a ser como que no pasó ¿cierto?.

-Cierto- dice Ethan con un tono no tan seguro.

-Oye, ¿que quieres ver Graham?- pregunta cambiando de tema.

-Sorpréndeme- digo guiñándole un ojo.

Lo piensa un momento y se dirige a taquilla a comprar los boletos. De un momento a otro tengo la misma sensación de que me observan que siento muy amenudo, el problema es cuando no notas si es algo real o no, al mismo tiempo todos mis sentidos se activan, se siento una tormenta, escucho al viento susurrar. Esto no es bueno. Algo fuerte se acerca, hay dolor, siento que me ahogó, agua llena mis pulmones, no pedo respirar, una isla, sufre, me duele.

Sandaris: Pasado ocultó Donde viven las historias. Descúbrelo ahora