Grito hacia ti más fuerte.
Esta noche apuesta todo en mí.
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Mirarla mientras baila se ha vuelto una de mis tantas necesidades.
No puedo evitar morderme el labio inferior al verla mover sus caderas de manera tan delicada, fina y sexy a la vez. Siempre que terminan los ensayos se queda en el estudio unas dos horas más para practicar. También se encarga de cerrar el gran salón ya que es la última en salir de la compañía.
La estructura de la empresa posee salones donde las personas pueden ver a las demás sin que estas lo noten. No puede verme, pero yo a ella sí.
Maldita la hora en que los gerentes decidieron contratar bailarinas menores de edad. Intento no pensar en todo lo que quiero hacerle pero es imposible, y más viéndola bailar de esa forma que tanto me excita. Su short blanco se ajusta tan bien a su trasero que me hace imaginarme acariciando sus piernas. ¡Dios, sus carnosas piernas! Solo me hacen desearla más. Su pecho casi descubierto me permite ver sus clavículas marcadas. Ni hablar de ese cabello largo y oscuro que me hipnotiza al igual que aquellos ojos miel. Es una delicia.
Una delicia que pronto será mía.
Está buscando una canción en su reproductor, ¿cómo es posible que esa niña me ponga tan duro con solo quedarse allí parada sin hacer movimiento? ¿Cómo es posible que todo ese cuerpo esté en tan solo en una bebé de diecisiete años? Me activa como nunca nadie lo ha hecho. Body de Mino se escucha en toda la sala. De forma inconsciente me preparo para admirarla como siempre. Mis músculos se tensan al verla recorrer su cuello con sus manos lentamente como parte de la interpretación para luego pasar por su cintura hasta llegar a sus caderas. Es una combinación entre rudeza y finura. Maldición, estoy cansado de rogar.
Es hermosa, pero sin pensarlo se acerca. Corre el riesgo de volverme loco.
No quiero perder los sentidos.
Se mueve al compás de la música de manera sensual por la única razón que la canción se lo exige. Baila tan suave y lento a la vez, siguiendo el ritmo como sólo ella sabe hacerlo. Me provoca sin darse cuenta y eso es lo que más me encanta. Todas las bailarinas que llegaron se han preocupado solo en coquetear e insinuarse con el grupo, a excepción de ella. Es la única que no ha intentado iniciar amistad con alguno de los chicos y dudo que lo haga. Me desespera no tenerla cerca de mí, estos dos meses se han vuelto terribles. Mirar y no tocar son una tentación tan peligrosa.
Muchas veces he intentado acercarme, pero me evita. La odiaba pero, hoy la deseo tanto. Su baile se intensifica; se vuelve más sexy, más delicado y mucho más excitante. Nena no pares. Por favor no te detengas nunca.
Me enfurece saber que otros imbéciles pueden soñar con ella casi como yo lo hago. Trago saliva con tan solo pensar en otros tipos buscándola, molestándola o siquiera tocándola. Al imaginarlo me hierve la sangre.
Podrán hacerlo, pero nunca antes que yo.
Me dirijo a la sala donde ella se encuentra. Intento hacer el menor ruido para no desconcentrarla. Sería una lástima que deje de moverse para mí. Igualmente no permitiré que se vaya. Mi mente me grita que me detenga, me ruega que la deje tranquila, sin embargo, no puedo. El momento me hace capaz de todo, y me importa una mierda.
Yo siempre tengo a quien yo quiera, cuando quiera y donde quiera.
La canción terminó. Suspira, cansada por todo lo que ha hecho. Se levanta y guarda todas sus cosas en su bolso. Contrólate Jimin, cálmate. Entro sin que ella se percate de mi presencia. La tengo de espaldas mientras termina de guardar su celular. Acorto el metro de distancia que nos separa acercándome, logrando que se voltee y, seguido de eso, su bolso cae al suelo al verme atemorizada.