Mis mano, mis blancas manos estaban con tenue calor, un llamativo color y un agradable olor, la sangre de esa chica había dejado en mi una fragancia fantástica, una fragancia a muerte y horror la cual era fascinante, era algo estupendo no tienes ni la menor idea de cuanto placer me hacia tener toda esa sangre en mi cuerpo, en mi boca, en mi cara, en mi lengua e incluso entre mis dientes. Ver los ojos de esa chica el horror y la muerte, su expresión al saber que su vida había llegado a su fin, y no de una buena manera... Al menos para ella.
Salí de ese lugar y me dirigí a mi hogar era tarde la luna estaba en su punto mas alto, las calles estaban completamente vacías. No se podía percibir ni un alma, solo una oscuridad y un silencio que cubría cada sector de la ciudad. Parecía que todas las almas habían acertado mi llegada y decidieron irse antes que mi sonrisa y mis ojos voltearán hacia ellos.
Cuando llegué a mi casa vi la puerta que estaba llena de sangre y con la cerradura rota, la sala estaba casi destruida y llena de bolsas plásticas. Me dio gracia no poder acordarme que demonios había pasado, porque estaba todo así. Decidí ponerme mi mejor traje la mejor corbata y buscar algo, algo que me ayudaría a sentir dentro de mi ese placer que había experimentado al acabar con la vida de esa chica, quería un arma, pero no una de fuego ya que puede acabar muy pronto con la vida de alguien. Lo que quería era algo que pudiera hacer que mi próxima víctima me observara y se espante al saber que era lo siguiente que iba a pasar con ella, saber que en su ultimo aliento de vida pasaría con un extraño , loco y desquiciado cortando su abdomen y sacando sus tripas para luego estrangularlo con ellas mismas.
Ese era mi plan y encontré lo que buscaba, un pequeño taladro y una pequeña sierra, de esas que se usan para cortar el hierro y metal en esas fabricas. Solo me imaginaba el sonido de la sierra y el taladro destrozando los riñones y tripas de alguien.
Salí de mi casa con esas dos cosas así que partí a buscar a alguien que quisiera pasar conmigo su ultimo segundo...