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Mis ojos iban de un lado a otro, temblando y rodando sin que pudiera controlarlo. Mi vista nublosa comenzaba a obscurecer de a poco, la bilis subía por mi garganta a la velocidad de un tren bala y el ácido gástrico quemando mi esófago me daba a entender que estaba a punto de sacar todo el alcohol de mi sistema. Y tal como predije... el vómito salió libre cayendo casi exitosamente en el váter. Mi mente seguía presente y andando, pero mi cuerpo y cerebro no lograban sincronizar para nada, como pude me levanté lista para regresar a casa y dormir como oso para luego llorar por dejarme convencer para venir a esta estúpida fiesta.

— Haebi cariño, ¿ya tan pronto te vas? — su mano tomó la mía deteniéndome por completo — La fiesta aún no acaba, ten toma de esto. — Como pude tiré el vaso lleno de una sustancia amarilla que me había extendido y negué con suavidad con la cabeza, tratando de evitar mareos.

— Oppa... quiero irme a casa.

— ¿Ir a casa? — soltó incrédulo — ¿estás de broma, cierto? — Sentía las lágrimas quemar mis ojos, la bilis estaba subiendo de nuevo y lo menos que quería provocar era otro vómito. Negué de nuevo, podría jurar que en cualquier momento me tiraría al piso desmayada. Daeyong soltó una carcajada y rodeó mis hombros con su brazo.

— No me siento bien, por fav--

Paré de hablar justo en el momento en el que Daeyong me puso en la boca otro shot de alcohol, al ser inesperada la acción la bebida se fue por el lado incorrecto y comencé a toser casi casi ahogándome. Me recargué como pude en una pared e incliné mi cabeza a una maceta que estaba por ahí, la tos había provocado que la bilis subiera por completo y saliera por segunda vez en la noche.

— ¡Id- idiota! ¡¿Qué te ocurre?! —Daeyong comenzó a reír a carcajada limpia, hacía muecas de asco y luego fingía ser yo mientras vomitaba.

— Haebi, muñeca, eso es asqueroso, estás toda manchada de tu propio vómito.

Bajé la mirada a dónde él señalaba y en efecto, mi chaqueta estaba llena de mi propio vómito. El escándalo de Daeyong había llamado la atención de los que estaban alrededor provocando que la mayoría comenzara a reír junto a él, otros simplemente me veían con lástima o les daba igual y seguían bailando o en lo suyo. Las lágrimas habían comenzado a salir de mis ojos por la vergüenza, todo era totalmente estúpido. Mi primera noche bebiendo alcohol hasta emborracharme y salgo siendo avergonzada por mi propio novio. ¿Esto de qué se trata?

— Dae, por favor, llévame a casa. —Rogué. Me miró de arriba a abajo y sonrío de manera extraña.

— ¿Crees que te dejaría subir a mi auto de esa manera? Estás loca, Haebi. Si tanto quieres ir a casa ve por tu propia cuenta, no me estés jodiendo.

Y ahí se destrozó todo. Sin querer seguir siendo humillada salí entre empujones del club nocturno, no había traído mi celular ya que lo veía innecesario si iba a estar toda la noche con Daeyong, pero ahora veía mi gran error. Sentía como si hubieran puesto una corona de clavos en la cabeza y mis huesos se congelaban de a poco, ni siquiera sabía a dónde ir...

Con las lágrimas aún bajando daba pasos lentos tratando de recordar dónde estaba la avenida, el problema es que el alcohol no era lo único que nublaba mi vista, las calles estaban totalmente desiertas y apenas si había luces. Por dios, ¿por qué yo?

A lo lejos se aproximaba una silueta, esta se acercaba cada vez más hasta que nuestros hombros chocaron, sin siquiera voltearme seguí caminando como pude, después me arrepentiría por no haberme disculpado correctamente. Por cada paso que daba algo en mi sistema aumentaba. El miedo, el cansancio, las ganas de vomitar, el temblor en mis manos, las lágrimas y todo lo demás destruían mi alma un poquito. Las nubes en mis ojos se expandían sin permitirme ver a dónde iba, sin permitirme ver a dónde me dirigía, sin permitirme ver contra qué o quién me impactaría. El sonido de un claxon muy cercano llamó mi atención, mis piernas pararon su paso y mi vista se alzó dándome cuenta de lo que ocurría.

De repente todo se puso en cámara lenta, el auto estaba lo suficientemente cerca como para frenar antes de que se impactara contra mí. Mis pies se habían congelado y el alcohol en mi sistema desapareció de momento a otro. Por alguna razón solo me quedé ahí, esperando el impacto... ¿Así terminaría mi vida?

Tomé un profundo respiro hasta dejarlo en mis pulmones aguantándolo y sin cerrar los ojos me preparé mentalmente para lo siguiente.

La cámara lenta desapareció y todo se volvió más rápido de lo normal. Antes de que el auto impactara contra mí unos grandes brazos se aferraron a mi cintura jalandome con fuerza de vuelta a la banqueta. El auto sin detenerse siguió su camino dándome a entender que si no me hubieran jalado habría impactado contra mí. Los grandes brazos estaban aferrados a mis hombros al igual que mis manos a su pecho, éstas temblaban sin parar, las lágrimas salían sin control también. Mierda...

— ¿Estás bien?

Una grave, pero dulce y melodiosa voz llamó mi atención al instante. Aún con la vista borrosa y mi cuerpo entero temblando subí lentamente la mirada encontrándome con unos obscuros, misteriosos y vacíos ojos que me hipnotizaron por completo. Nuestras miradas al encontrarse se congelaron, el tiempo se paró por un pequeño instante.

— ¿Estás bien? — repitió. Me lo pensé un poco. En menos de una hora había sido humillada y salvada de una posible muerte instantánea ya que el auto iba a una velocidad no permitida. Mi corazón iba a mil por segundo y estaba abrazada al desconocido que salvó mi vida. Al igual que con el alcohol mi mente seguía trabajando, pero mi cuerpo no sincronizaba con las ordenes que enviaba mi cerebro a éste.

— N-no lo sé...

Gracias a la obscuridad y su máscara no podría decir con exactitud como era, pero por el sonido de su voz me daba a entender que no era un viejo de 30 años, la forma de sus ojos y su rostro me decían que ni siquiera pasaba de los 24 años. Al notar que estaba admirándolo demasiado la mirada de sus ojos se suavizó por un segundo para luego regresar al misterioso vacío indescifrable. Una sola pregunta vino a mi mente en ese momento: ¿Qué es lo que pasará por su cabeza?

— Ten cuidado con los autos... y no tomes de más si saldrás sola. — susurró — Es peligroso.

Y sin nada más que agregar me soltó, comenzó a caminar en dirección contraria alejándose cada vez más de mí hasta desaparecer nuevamente en la obscuridad. La pregunta en mi mente había cambiado... ¿Quién era ese chico?




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Kill the love » mygDonde viven las historias. Descúbrelo ahora