Alexander
El timbre del viernes a última hora sonó y, como siempre hacía cuando escuchaba ese sonido tan desagradable por una parte pero agradable a la vez, recogí los libros rápidamente para irme de ahí lo más rápido posible, como si fuese una cárcel de donde hay que escapar, con prisa, aunque no fuese necesario.
Sin embargo algo, o mejor dicho, alguien me detuvo.
Mientras iba a paso ligero por los pasillos acomodando la mochila en mi espalda por el peso de los libros, Miguel vino corriendo detrás de mí junto con Casandra y David.
Es extraño. Era la primera vez donde veía que ellos dos se juntaban con alguien más —en este caso Miguel. Lo cual se me hacía mucho más extraño aún— y se estaban acercando hacia mí.
Aunque tampoco debo opinar ya que solo llevo en este instituto un par de días.
Es obvio que ellos dos están enamorados el uno del otro, ¿por qué no saldrán juntos? Casandra es la más popular del instituto y David solo es su mejor amigo. Nunca vi antes nada igual.
Casandra está muy colada por él y lo sigue a todas partes... y David decide no hacer nada. Aquí había algo raro.
¿Cabe la posibilidad de que sean hermanos...? Imposible, no se parecen en absolutamente nada. Casandra tiene el pelo negro y los ojos muy oscuros y David es pelirrojo con ojos azules, pero...¿y si Casandra se ha teñido? No, espera, sigue sin tener sentido.
Sea como fuese, me parecía muy raro. Están todo el día juntos, realmente parecen pareja. Y una pareja muy a juego.
Aunque supongo que no soy el más indicado para opinar sobre esas cosas.
—¡Alex, tío! —Me llama Miguel junto con los siameses detrás de él mientras respiraba fuerte de la carrera que había dado por todo el pasillo.
—¿Qué pasa...? —respondo desconcertado cuando veo a Casandra y a David junto a él, mirándome con curiosidad.
—Habrá una fiesta hoy, en el chalet de Anaís ya que sus padres se irán y es el cumpleaños de su hermano. Me ha dicho que te invite, ¿te apuntas?
Se le veía realmente emocionado y supongo que es comprensible, tiene toda la pinta de que soy el único amigo que no pasa de él.
Aunque... Bueno, tampoco lo considero un amigo. Lo considero más un colega.
—¿Y por qué no me lo ha dicho ella directamente a mí?
Dejé la mochila en el suelo, me dolían los hombros.
—No lo sé, hoy tenía mucha prisa, así que quise hacerle el favor —mira hacia Casandra y David, como si supieran entre ellos algo que yo no sé —qué dices, ¿te vienes? ¡Nos lo vamos a pasar bien! Habrán tías y alcohol y...
—No me interesa —añado antes de que dijera una sola palabra más, asqueado por su pequeño discurso —se nota que todavía no me conoces bien, Miguel —añado frunciendo el ceño.
Observé que a Casandra y a David no les hizo mucha gracia lo que él dijo al igual que yo, y menos mal.
Pero, ¿por qué querrán ir a esa fiesta entonces? Aunque, bueno... No sé si vendrán con seguridad, pero si vienen junto con Miguel será porque vendrán también.
No lo sé. Esto es muy ambiguo.
¿Y qué hace Miguel diciendo eso delante de la chica que le gusta? ¿Qué sentido tiene eso? Aunque, bueno. Quizás les guste todas, solo que ella especialmente más porque está más buena. Y con "gustar" no lo digo en sentido romántico.
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Latidos en mi cabeza © [EN EDICIÓN]
Misterio / Suspenso"Alex, estás enfermo. Alex, eres un asesino en serie. Alex, eres un completo psicópata. Estás roto. Y nada puede arreglarte." Un chico que la gran mayoría teme y la otra gran mayoría lo desea conocer. Aviso de que esto lo escribí con 12 años y es...