Capitulo 8 ♥

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NARRA HARRY:

Ya sentía mi miembro latir. Condenada, sabía que ________ no tenía idea de cuán lejos me estaba empujando en realidad. Podía ver la excitación en los ojos de ella, el indicio de ardor sexual, de determinación. ______ no tenía ni la más mínima idea de cuán lejos podía llegar en el terreno sexual. El pensar en atarla, en forzarla a admitir las necesidades de ...mi propio cuerpo, o las necesidades que yo queria, estaba casi más allá de lo que su autocontrol podía aguantar. El pensar en iniciarla en los placeres del ménage a trois, oyendo los gritos de placer de _________ en mis oídos, hizo que mi miembro endureciera hasta el dolor.

Quería que _______ tuviera cada toque, cada experiencia sexual que ella alguna vez hubiera imaginado querer intentar. La quería caliente, mojada y rogando por mi miembro. Quería que ella admitiera sus necesidades, lo mismo que yo finalmente había admitido las propias. Quería a ________, ahora, mañana, para siempre. De cualquier forma que pudiera tenerla, de todas las formas en que ella me permitiera tenerla.

Mire el rubor que había subido a sus pómulos de ______, la llamarada de interés en sus ojos que ella apagó. ________ pensaba que era un juego, ingeniosas réplicas de carácter sexual que fácilmente podría poner a un lado más tarde.

_______ no podía saber, pensé con una hebra de diversión, cuánto disfrutaría yo de hacer ambas cosas con ella. El nivel de dominación que yo poseía era increíblemente alto. Introducirla en ser atada, tomada del pelo, atormentada o emparedada entre mi cuerpo y el de Max…(el otro chico, ya que quiere hacer un trio)

Drásticamente aplaste mi lujuria. Eso de compartirla no sería fácil no ocurriría a menudo, pero había un placer particular en ello que no podía ser encontrado en ningún otro acto sexual. El pensamiento de tener el control total de ella, de su cuerpo, sus deseos, su sensualidad, era un afrodisíaco casi imposible de resistir.

—_______, no deberías desafiarme —le adverti cuidadosamente. —No sabes lo que estás pidiendo, nena.

Me sentía moralmente obligado a darle una oportunidad, y sólo una oportunidad, para aquietar los deseos rugientes que crecían dentro de mi. En cambio ___________ no sabía, no podía saber, que la sexualidad era parte de mi a tal grado. Una sexualidad y un oscuro deseo que yo había estado dispuesto a amortiguar por ella. Pero su atrevida declaración de que ella podría manejarlos era más de lo que yo podía resistir.

—Tal vez lo sé —. Ame la calidad jadeante de la voz de __________, la mezcla de miedo y lujuria en su tono de voz era una combinación embriagadora.

—Cojeria tu cuerpo, ________ —gruñi, avanzando hacia ella otra vez. — ¿Es eso lo que quieres? Mi mejor amigo hundiéndose en esa apretada feminidad mientras yo empujo dentro de tu trasero. Gritarías, nena.

—Hmm…. —sus rosados labios se fruncieron en un mohín de meditación. —Suena interesante, Harry. Pero tú sabes, no permitiría a cualquiera tales privilegios —suspiró ella con pesar. —Lo siento, amorcito, pero aparentemente no estás de suerte.

Oh, ella estaba en problemas. mantuve su expresión sólo ligeramente divertida, permitiendo a mi dulce ________ cavar su propia tumba.

— ¿Y qué cualidades debe tener un hombre para ser tan afortunado? —pregunte, mientras deliberadamente maniobraba para ponerla contra la pared, Por un momento, una vulnerabilidad cautivadora brilló en los ojos de ella.

—Algo que tú no tienes —. me preguntó si ella habría percibido la pena en su voz.

— ¿Y qué sería eso, nena? —. Quería atraerla hacia mi pecho, abrazarla, asegurarle que cualquier cosa que ella necesitara, cualquier cosa que ella quisiera, sería suya sólo con pedirlo.

______ se apartó con fuerza de mi, su natural actitud defensiva asumiendo el control nuevamente, ese destello de dolor en sus ojos sobrepasando la necesidad de jugar, bromear conmigo y tentarme.

—Corazón, Harry. Debe tener un corazón —dijo, mordiendo las palabras. —Y realmente no creo que tú tengas uno.

NARRAS TU:

Me marche dando media vuelta rápidamente, la cólera envolviéndome. Eso hizo poco por apaciguar el deseo o el rugiente caldero de emociones que amenazaban con abrumarme. Maldición. Doble maldición. No podía amarlo. No podía necesitar su amor. Dos años de discutir con él, luchando contra sus avances y sus acaloradas miradas, no pudieron haber causado esto.

Senti mi cuerpo temblando, mi pecho agarrotado por las lágrimas. Amar a Harry era imposible. No tenía ninguna oportunidad contra las mujeres sofisticadas y experimentadas con las que él se acostaba habitualmente. Yo las había visto, las había odiado. Saber que él las había llevado a su cama, que las había hecho gritar con su toque era más de lo que yo podía tolerar. Seguramente ellas no lo amaron. Pero yo tenía el mal presentimiento de que lo haría.

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Somos una tentacion ( Harry y Tu ) cancelada temporalmenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora