Capítulo 3

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Esa misma tarde decidimos ir a la playa ya que el día se ha aclarado. El de recepción nos contó que en Asturias es muy típico que en un mismo día veas todos los cambios climáticos posibles: desde un sol abrasador hasta una tormenta arrasadora; y ahora nos encontramos en ese sol de justicia.

Llegamos a la playa y me doy cuenta de que es una de las más bonitas que he visto. Es una playa que se introduce por la ciudad y en en el fondo, en vez de ver mar e infinidad, ves una península decorada para pasear con farolillos, una barandilla antigua para no caer al agua y bancos para descansar.

A las 6 de la tarde, es sorprendente pero no hay mucha gente, no sé si se debe a que es una playa larguísima o que el pasatiempo aquí no es pasar las tardes en la playa.

Una vez nos instalamos y nos ponemos protector solar mi hermano se mete corriendo aún estando el agua helada y yo lo sigo bastantes metros atrás.

-¿Cómo lo has hecho? Está helada. - digo aumentando la voz a medida que mi hermano se aleja. Yo bajo el hombro llevo un donut inflable y me debato entre subirme con el riesgo de acabar empapada o sumergirme directamente para no alargar más el momento.

- No te lo pienses, tírate y ya.

Sigo debatiendo en mi interior cuando noto que me cogen y me lanzan al aire sumergiéndome entera en el agua. Cuando salgo a la superficie veo a mi hermano subido al flotador y riéndose de mi.

- Agradécemelo, te he evitado pensar durante mucho tiempo que luego el cerebro se te reseca.

- ¿Gracias? No sé si eso es lo correcto en esta situación. - me saca la lengua y me acerco a él para cogerme al flotador aunque sea. Mi cuerpo ya se ha acostumbrado al agua fría y dejo de tiritar.

Decido devolverle la jugada a mi hermano. Me sumerjo en el agua, con mis manos agarro el flotador e intento darle la vuelta para que se caiga, pero con mis bracitos solo lo levanto dos o tres centímetros del agua.

- ¿Qué pretendías? - mi hermano se está riendo de mi y de mi poca fuerza. - Si quieres el flotador solo tienes que pedírmelo.

Pongo los ojos en blanco y le digo:

-¿ Me dejas el flotador, por favor?

- Qué lástima, estoy yo en él. - se ríe y empieza a nadar salpicándome.

Veo que mi padre se mete en la playa y voy nadando hacia él, le propongo hundir a mi hermano y no opone ninguna resistencia. Mi padre se sumerge y va nadando hacia él mientras yo lo sigo de cerca. Aprovechamos un momento en el que está con los ojos cerrados tomando el sol para agarrar cada uno de un lado y lanzarle al agua. Corriendo me subo al flotador y cuando mi hermano saca la cabeza mi padre y yo nos chocamos la mano.

- Lo tienes bien merecido hijo. - se ríe mi padre.

- Ja ja ja. - se frota los ojos y me fulmina con la mirada. - Aún quedan muchos días para devolvértelo. Tu espera y verás.

Agito la mano haciendo como que me abanico del pánico y el se hunde para ponerse a nadar.

Cuando ya llevamos en la playa hora y media decidimos volver al camping para descansar y cenar tranquilamente en la roulotte. Cuando acabamos decido quedarme leyendo mientras mis padres se van a dar una vuelta y a quedarse en el parque un rato ya que he dejado el libro un poco abandonado y Diego me ha hecho acordarme de él.

Al rato me llega un whatsap de mi madre diciendo que Carmela y Lucía preguntan por mí, bueno, más bien por mi música. Pese a que estoy cansada y no me apetece mucho ir decido hacerlo por ellas dos, porque en pocos minutos me dieron más que mucha gente que ha pasado por mi vida.

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