Parte 2 [Final]

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Nota: Hola hermosas personitas,  aquí traigo la parte final de esta pequeña historia.

¡Disfrutenla!

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    Zelo suspiró profundamente. Llevaba más de un mes internado en ese insípido y aburrido hospital. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Odiaba tener cáncer, odiaba tener que depender de los demás, pero lo que más odiaba era que debía dejarlo a él. Por eso había decidido seguir luchando contra su enfermedad, porque no quería que ninguno de sus seres queridos sufriera, porque ahora tenía una razón más para vivir, lo amaba y no quería dejarlo… 
YongGuk entró silenciosamente y se había acercado lo suficiente para que el menor notara su presencia, pero no lo había hecho–. Amor ¿te sientes mal? Llamaré al doctor –dijo preocupado en cuanto notó las lágrimas rodar por sus mejillas.
–Estoy bien, solo estaba recordando –mintió, dedicándole una pequeña sonrisa que no logró tranquilizar al mayor como esperaba.
YongGuk se acostó a su lado como había acostumbrado desde que estaba allí y lo abrazó.
– ¿Puedo saber qué te puso así?
– ¿Recuerdas a Amy? –El mayor asintió en silencio–. Me pidió que le contará como nos conocimos.
–Interesante –le dio un pequeño beso en la mejilla y luego sonrió con diversión–. ¿Le contaste todo?
–No, no pude –negó–. La enfermera que está a cargo de ella vino a buscarla justo cuando iba a seguir con la historia.
Zelo se sonrojó ante el recuerdo, pero también frunció el ceño. YongGuk sonrió. 
–Creo saber en qué parte quedaron –murmuró besándolo nuevamente… 

     «Había pedido a los amigos de su novio que lo sacaran y entretuvieran por un par de horas, así tendría el tiempo suficiente para arreglar la casa solo para ellos dos.
Avergonzado por tener que hacerlo, pidió ayuda a su madre y la madre de Zelo, porque no tenía mucha idea de lo que debía hacer. Ambas aceptaron encantadas y se pusieron de acuerdo en darle una gran lista de las cosas que necesitaría. 
“Todo por JunHong” pensó mientras esparcía los pétalos de rosas por toda la sala y la habitación que compartía con él.
Desde hacía un par de meses, había estado planeando tener una velada romántica con el menor, pero sus planes se vieron interrumpidos cuando este recayó por su enfermedad y tuvo que ser internado.
–Esta vez no será así… –suspiró.

    El sol terminaba de ocultarse cuando la puerta principal se abrió dejando ver a un lindo y sorprendido rubio.
El mayor se acercó y le abrazó. 
–Bienvenido– susurró guiándolo hasta el comedor. 
–YongGuk, no debiste… –murmuró avergonzado y cabizbajo–. Ahora me siento mal porque no te doy nada.
–Que me quieras como yo a ti, es mejor que cualquier otra cosa –besó su mejilla, dedicándole después una amplia sonrisa. 
–Te amo.
–Como yo a ti.
Quién inicio el beso fue lo de menos, ahora solo disfrutaban el rozar de labios y lenguas demandante y apasionadamente.
YongGuk olvidó la cena, olvidó todo lo que tenía preparado; solo eran ellos dos. Lo quería solo para él, tenerlo entre sus brazos. En ese momento lo deseaba más que a nada.
Aferrándose al poco autocontrol que le quedaba y con toda la delicadeza del mundo, cargó al menor quien, enganchándose tímidamente a su cuello, se dejó llevar a la habitación. Nuevamente se sorprendió y bajó la mirada, pero no dijo nada. El mayor tampoco lo hizo, aunque supiera lo que JunHong en ese momento estuviera pensando. Si aún no había entendido que, con solo permitirle estar a su lado, le daba más de lo que merecía; él se encargaría de hacérselo entender. YongGuk lo recostó en la cama y sin recargar todo su peso, si situó sobre él, empezando a recorrer lentamente su delicado cuerpo.
–Quiero hacerte mío –murmuró separándose de sus labios para notar como se sonrojaba y esquivaba su mirada. YongGuk sonrió divertido.
– ¿Qué es gracioso? –preguntó JunHong, formando un puchero en sus labios al notar la expresión del mayor.
–Es divertido hacerte sonrojar –reconoció–. Te ves muy lindo cuando lo haces…
–Eso no es gracioso.
–Entonces, ¿quieres que me detenga?
– ¡No! –negó enseguida, provocando que el mayor se echara a reír y él se sonrojara de nueva cuenta.
YongGuk no hizo más comentarios y en cambio, retomó lo que estaba haciendo. Lo besó y acarició, mientras se deshacía de la molesta ropa del menor. En cuanto terminó, se separó lo suficiente para poder admirar su delgada figura.
–Eres hermoso –afirmó con seguridad, haciéndolo sonrojar por el comentario y se cubrió con las manos. YongGuk rió suavemente–. ¿Por qué te cubres? –preguntó. 
–Es vergonzoso, siento como si me fueras a comer.
YongGuk volvió a reír y lo besó. – ¿Quieres que pare? –Zelo negó–. Entonces no tienes porqué avergonzarte. ¿Qué te parece si me ayudas? Para que estemos iguales –se encogió de hombros.
Zelo rápidamente entendió lo que quiso decir. Sonrojarse estaba volviéndose su costumbre, pero eso no le impidió hacer lo que el mayor le pedía. Aunque dudó un poco, finalmente empezó desabrochando su camisa, notando enseguida que ésta era nueva, pues nunca se la había visto puesta hasta ese momento. Terminó de quitarla y para sorpresa de YongGuk, sus manos descendieron hasta el broche de su pantalón, el cual no dudo en desabrochar. Su expresión divertida regresó mientras le ayudaba a quitarse el pantalón y de paso su ropa interior; notó nuevamente como las mejillas de Zelo adquirían ese lindo tono rosa al cual se estaba acostumbrando. YongGuk empezó a recorrer su cuerpo y le sintió estremecerse. Sonrió. Besó sus labios nuevamente, luego inició un camino de besos hasta su cuello, donde se entretuvo hasta que dejó una notoria marca. Siguió con sus besos hasta su pecho; allí besó, mordió y chupó uno de sus pezones y después hizo lo mismo con el otro. Sus manos no se quedaron atrás; mientras una se aferraba a la del menor con fuerza, la otra recorría sus muslos. Los gemidos que hasta ahora Zelo había estado callando, escaparon de sus labios ante las caricias. Música para los oídos de YongGuk, quien, aun jugueteando con los pezones del menor, empezó a acariciar lentamente su entrepierna.
La dicha le duró poco, cuando sintió como Zelo se tensaba bajo su cuerpo y luego lo empujaba para que se hiciera a un lado. En cuanto el menor se vio libre, se dirigió rápidamente al baño. YongGuk lo siguió enseguida, solo para ver como el menor estaba arrodillado vomitando violentamente.  
–Vete, no quiero que me veas así –logró articular entre jadeos.
YongGuk ignoró su comentario y se arrodilló junto a él. Posó su mano derecha en la espalda del menor y la acarició suavemente, hasta que Zelo terminó.
–Lo lamento –se disculpó dándose vuelta para mírale. Su rostro estaba pálido y sus ojos se encontraban llenos de lágrimas.
–No tienes porqué hacerlo.
–Pero yo de verdad…
–No importa amor –le dedicó una pequeña sonrisa, tranquilizándolo–. Ahora, lo único importante es que tu estés bien. Aún hay mucho tiempo, lo volveremos a intentar después –le aseguró besando su frente–. Será mejor que descanses.
–Está bien… –asintió inseguro–. ¿Puedes dejarme solo un momento?
YongGuk suspiró, pero accedió y salió del baño buscando su ropa interior; luego de haberse vestido, volvió a la cama y esperó a que el menor saliera. A su mente llegaron los recuerdos desde que lo conoció. Cinco meses habían pasado desde que él apareció en su vida. Cinco meses donde todo su mundo cambió. Cinco maravillosos meses junto al hombre que tanto amaba. 
–No quiero perderlo –murmuró tristemente, sintiendo sus ojos aguarse. Lo vio acercarse y notó por milésima vez, a Zelo sonrojarse.
JunHong se acercó hasta el closet y buscó su pijama. Se vistió rápidamente y regresó por fin a la cama junto a YongGuk. Se miraron fijamente por varios minutos, sin decir nada, hasta que el menor empezó a parpadear pesadamente. El sueño por fin le estaba ganando.
–Descansa, cariño –murmuró abrazándolo.
–Te amo –susurró Zelo besándole tiernamente en el mentón, antes de dejarse llevar al reino de los sueños.
YongGuk siguió contemplándolo silenciosamente. ¿Cómo es que él había traído tanta luz a su vida? Deseaba que este sueño en el cual estaba metido, no acabara nunca.
Una furtiva lágrima escapó de su ojo.
–También te amo –correspondió aferrándose fuertemente a él.»

Recuerdos en mi lecho (ver. II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora