El comienzo

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"Capitulo 1"

Me encontraba en el armario de mis padres, afuera escuchaba las voces de mis primos que susurraban mi nombre, creo que estábamos jugando a las escondidas, me hice hacia atrás topandome con un baul trate de no hacer ruido para que mís primos no se dieran cuenta de que estaba ahí, abrí el baul pero no podía ver lo que tenía dentro, metí mi mano y no podía distinguir nada de lo que tocaba, toque una caja, intenté sacarla pero resbaló de mis manos, gracias a mi intentó por rescatar la caja hice mucho ruido provocando que mis primos abrieran el armario y me encontrarán gritandome "te encontramos te encontramos" burlandose, me levanté y tomé la pequeña caja, salí corriendo a mi habitación ignorando lo que mís primos gritaban a mis espaldas, cerré la puerta y me dispuse a abrir la pequeña caja roja, parecía ser de terciopelo no pude evitar acariciarla antes de abrirla por completo, dentro de la caja habían collares muy raros y anillos todo muy viejos, no entendía como mis padres podrían tener esas cosas tan viejas, tenían enormes diamantes de todos los colores, había un collar que llamó mucho mi atención más que la demás cosas, era hermoso, tenía una cadena dorada con una llave enorme dorada y tenía un símbolo extraño por un lado y colgaba un corazón negro con un hermoso rubi rojo al centro, parecía que detrás del collar tenía el mismo símbolo que tenía la llave pero aún no distinguía bien que era y no le tomé importancia estaba cautivadad por ese rojo intenso brillante que tenía el rubi, mi madre entró a mi habitación abriendo la puerta de golpe, me arrebató la caja y me miro con ojos de furia

-no quiero que vuelvas a tocar mis cosas jamás entendiste Emily?- dijo gritandome y tomándome muy fuerte del brazo.

Abrí los ojos, miré el reloj, eran las 7:30 ya iva tarde al colegio, me levanté de un brinco, entre a mi baño y tomé una ducha rápida, no podía dejar de pensar en el sueño que había tenido, recuerdo que ese día mi mamá se había enojado mucho por haber tomado sus cosas, pero eso despertó una curiosidad por saber que más tenía guardado y porque no podía verlo, en ese tiempo sólo tenía 8 años y deje de tomarle importancia a eso, pero ya tenía días soñando con ese mismo recuerdo y aún no entendía porque. Salí de bañar, me saqué con la toalla y comenze a vestirme y empecé a arreglarme. Me mire en el espejo que estaba en mi baño, era un espejo enorme de toda una pared, mi cabello era negro con las puntas rosas, largo hasta donde terminaba mi espalda, no era ni lacio ni chino pero igual me encantaba, mi piel es blanca, muy blanca ya que no me gusta asolearme, tenía unas pocas pecas en el área de mis pomulos, y unas mejillas que siempre estaban rosadas, mis largas pestañas negras hacían resaltar mis ojos color miel claro tenían un poco de café oscuro al centro y a los alrededores, mi boca era pequeña y rosada con sus curvas muy definidas, era alta y algo delgada y eso hacia resaltar mis caderas, aún que no fueran tantas tenía una hermosa silueta, llevaba una blusa blanca de manga larga, mis jeans negros ajustados y unos vans completamente negros.

Termine de arreglarme y bajé a la cocina a servir mi desayuno, creo que estaba tan centrada en mis pensamientos que no noté que había hecho ya mi rutina diaria, tomé una manzana y mi mochila y salí rápido a la cochera, ya era tarde y mi padre me esperaba en el auto, subí del lado de copiloto colocando mis audifonos, no dije ni una palabra en el camino seguía pensando en ese extraño sueño que se repetía noche tras noche, noté que ya habíamos llegado al colegio, voltie para despedirme de mi padre con un beso en la mejilla

-Te quiero Emily ten mucho cuidado- dijo respondiendo el beso que le había dado

-yo también papá y sí no te preocupes por mi, ya no soy una niña- mire sus ojos, noté un poco de tristeza en sus hermosos ojos color azul, un azul oscuro que cada ves se hacia más claro al irse acercando a la pupila con esas pequeñas rayas de color miel.

-Lo se, eso es lo que me preocupa- lo mire un poco confundida pero le dedique una ligera sonrisa, no le tomé importancia, bajé del carro y corrí hacia la puerta que estaban a punto de cerrar

El secreto de mi sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora