El amor es una relación de poder

"You are what you love, not what loves you. That's what I decided a long time ago."
De la película "Adaptation" (2002, Spike Jonze)

Se dice siempre que "en el amor hay uno que ama más que el otro". Es un frase que odio, la eludí cada vez que la escuché ¿Quién se prestaría a un compromiso sentimental con un Otro que no lo quisiera tanto como uno quiere? Me parecía insensato.

Hasta que un día pasó.

Primero ocurrió que a mi me quisieron más y cuando digo "más" era desproporcionalmente "MÁS". Querer menos te da un poder sobre el Otro: la otra persona está todo el tiempo esperando un "algo" (esa porción de amor que falta para igualar lo mismo que él te ama a vos). Sabés que nunca sucederá, porque el amor como toda relación social es una de poder y quien lo tiene ejerce una coerción sobre el Otro.

Cuando entendí esta lógica abusiva decidí salirme de estos roles. Quería encontrar el amor "genuino"... ¿Acaso existirá tal cosa? ¿Una relación que no esté atravesada por el poder? Parece ingenuo y utópico, pero siempre quise pensar que podía conseguirlo: UN PAR. Salir de esa jerarquía en donde hay uno que quiere más y un otro menos.

Sin embargo, cuando me embarqué en esa búsqueda del "amor genuino" que significaba sobre todo quitarme mis trabas emocionales, mis miedos a la entrega hacia un Otro y quedar vulnerable, casi casi en un estado de desnudez afectiva, la que quedó en esa posición de desigualdad fui yo.

Y así fue cuando una noche estaba sentada mirando la pantalla de mi celular. del otro lado aparecía un eterno "escribiendo". El texto no aparecía y la ansiedad me consumía. Lo único que esperaba era que finalmente me dijera que me quería... QUE ME QUERÍA TANTO COMO YO... Los minutos transcurrían, el "Escribiendo..." dilataba mi agonía... ¿Acaso esta vez me lo diría? ¿Acaso, se daría cuenta que era su amor? El "Escribiendo..." continuaba en pantalla. Levanté la mirada y no había nada. Pared blanca. Mis pensamientos frenéticos se detuvieron en un punto fijo. Silencio. "Escribiendo....". Y entonces entendí: ¿qué carajo hacía yo esperando ese te quiero? ¿Qué mierda me importaba si me quería o no? ¿Si me aprobaba o no? ¿Por qué me estaba sometiendo a esa desdicha, a esa angustia sin desconsuelo? Respiré hondo. Lloré. Lloré de alivio. Salió un texto. No había "te quieros". Había más vueltas, más incertidumbre. Levanté los hombros y entendí que el problema no era mi amor, sino querer ser amada y aprobada por alguien que no quiere (puede, está limitado, o lo que sea, no soy capaz de decir qué o por qué).

Es irónico, cuando uno intenta crecer emocionalmente, avanzar sobre sus trabas emocionales, aceptarse como humana y vulnerable frente a una misma y un otro, es cuando más expuesta queda a ser abusada emocionalmente. Esto es obvio. Lo que no logro entender es cómo quien me tiene en frente y me percibe de esta forma, en vez absorber todo esto de forma positiva y convertirlo en algo genuino para ambos, lo transforma nuevamente en la tan conocida ecuación del me quiere más, aprovecharé esta situación para sacar ventaja emocional.

¿Ventaja emocional? ¿En serio? ¿Tan inseguros vamos por la vida para ir extirpando las emociones de los demás porque nuestros propios demonios no nos dejan vivir en paz?

Me sorprende la cantidad de vínculos que se fundan en base al maltrato, a la violencia, al narcisismo y falta de empatía de sus integrantes. También, hay otros fenómenos que me parecen absurdos: el miedo a la soledad; llenar el vacío con el consumo de vínculos precarios; la ansiedad por encontrar un Otro que *NOS COMPLETE* (cuántas expectativas que ponemos en los demás ¿verdad? Mirá si le vamos a pedir a un Otro que complete toda nuestras faltas si esta persona tiene demasiado con su existencia); la coacción que hay en la incomunicación y en otras formas de sociabilidad que me resultan irracionales: destrato, culpa, coerción, cinismo, doble discurso e incluso histeria. Finalmente lo que menos comprendo es por qué elegimos quedarnos cuando nos enteramos que en ciertos lugares nos tratan mal y no seremos amados genuinamente.