Carta 4

526 69 6
                                        

19 de Abril, 2017

Hola, Dustin.

Hoy me siento muy mal. No sé por qué ando decaída. Tal vez es porque tus recuerdos volvieron a golpearme. Pero esta vez es diferente. Esta vez es peor.

Es inevitable derramar lágrimas escribiendo esta carta.

Creo que debería empezar a hablar con una persona para que me ayude con esto. Las cartas son un poco estúpidas, porque sigo haciendo lo mismo. Guardándome las cosas para mí misma. Pero ahora no puedo. Justo ahora no puedo.

Hoy fui a hablar con tu madre. Lloramos apenas ella abrió la puerta de la que era tu casa. Nos abrazamos por mucho rato. No pude decirle todo lo que quería.

Tu casa me recordaba a ti  tu madre me recordaba a ti  tus sofás me recordaban a cada momento que pasamos juntos. Te sentía en cada rincón de ese lugar. 

Amaba sentarme en esos sofás junto contigo a ver películas. Tú, como siempre, elegías las películas de acción. Yo sólo accedía para verte feliz, porque tu felicidad inspiraba la mía. Estúpido ¿no?

Dios mío... Tantos momento juntos.

¿Recuerdas cuando nos conocimos? Yo me acuerdo perfectamente, ¡Claro! Cómo olvidar al niño de ojos azules y cabello rubio. Eras más bajito que yo a los 11 años. Lo recuerdo perfectamente. Tú te habías caído de tu bicicleta. Recuerdo que ese día, estaba leyendo "Harry Potter y las reliquias de la muerte". Lo habían traducido ya al español. Escuché tus gemidos de dolor para luego verte con la rodilla llena de sangre.

Me acuerdo que dejé tirado mi libro nuevo y fui a ayudarte ¿Lo recuerdas también? Nos presentamos.

"Estoy bien, no necesito ayuda. Gracias." Dijiste, pero no te creí. Levanté tu bicicleta y luego de acomodarla estreché mi mano.
"Soy Rachel Regnault, un gusto" dije. "Soy Dustin Heider" Tú sonreíste un poco tímido y desde ese momento te quise. Quería que fueras mi mejor amigo.

Y lo fuimos. ¡Claro que lo fuimos!

Me di cuenta que en verdad te quería, porque no me molestó que mi libro se haya manchado un poco de barro. Un tanto rarito, podría pensar la gente, pero tan sólo tenía once años.

Básicamente, recordé el inicio de todo cuando estuve en tu casa.

Tu madre y yo evitamos hablar de tí, fallamos en el intento. Me preguntaba cualquier cosa y al final terminaba hablando de tí.

Mírame. He cambiado demasiado. Ya no soy la estúpida que no tiene sentimientos, ya no soy la estúpida que no los demuestra. Estoy aquí tratando de escribir cómo estoy, por tí.

Perdóname, Dustin.

Te quiere,
Rachel.

El dolor que dejaste atrás [Historia Corta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora