Capítulo 11: "Los sentimientos van cambiando"

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Vegueta miraba con detenimiento cada rasgo de la pelinegra mientras pensaba: Es muy bella, dulce y valiente, toda una guerrera como las mujeres de mi planeta.

¿Sucede algo?, ¿tengo algo en mi rostro?, dijo la pelinegra llevándose sus manos al mismo.

No, no claro que no, dijo Vegueta.

¿Entonces por qué me mirabas así?, dijo Milk intrigada.

¿Cómo así?, dijo Vegueta haciéndose el desentendido.

Me mirabas extraño, como si tuviera algo raro en mi rostro, dijo Milk.

Tú no tienes nada raro, eres perfecta, dijo Vegueta sin darse haciendo que la pelinegra se sonroje.

¡Eh¡ mejor vamos a buscar algo para desayunar, dijo Milk manteniendo la calma.

Si, vamos, dijo Vegueta sin darse cuenta aún de lo que le había dicho a la jovencita pelinegra.

Vegueta y Milk desayunaron algo en la Capital Sur y luego emprendieron camino a la Capital Oriente.

Creo que aquí tampoco está, dijo Vegueta.

Pero aún nos faltan algunos pueblos, decía la pelinegra al tiempo que el cielo empezaba a oscurecer.

Se está oscureciendo el cielo y aún es temprano, decía Vegueta.

Lloverá, dijo Milk.

¿Lloverá?; dijo Vegueta.

Si, como te dije estos días han estado muy cambiantes entre lluvia y sol, pero parece que hoy día la lluvia será muy intensa. Creo que no podremos continuar la búsqueda, dijo Milk con tristeza mientras gruesas gotas de lluvia empezaban a caer sobre sus hombros.

Vegueta se saco la casaca que llevaba puesta y se la coloco sobre sus hombros a la pelinegra.

¡Gracias¡ dijo Milk.

No quiero que te vayas a enfermar por mi culpa, dijo Vegueta.

Pero si tú no tienes la culpa de la lluvia, dijo Milk.

De la lluvia no pero si de que estés aquí conmigo, después de todo eres una chica, una frágil chica, no debí aceptar tú compañía, no sé que más nos toque pasar en está búsqueda, ¿a qué riesgos estaremos propensos?, dijo Vegueta.

No digas eso, yo estoy aquí por voluntad propia no por que me hayas obligado además ya te dije que eso hacen los verdaderos amigos y ya no digas más cosas absurdas mejor busquemos algún lugar donde refugiarnos antes de que esto empeore, dijo Milk.

El par de jóvenes preguntaron en varias casas si que alguien podía darles posada pero la respuesta era la misma: No se las podían dar y para mala suerte la lluvia empezó a incrementar así como el frío.

¿Y ahora qué haremos?, dijo Vegueta al tiempo que un anciano salio de una de las casas en las que habían preguntado y los llamo con las manos.

Los jóvenes al verlos e acercaron a él.

¿Díganos señor?, decía la pelinegra que estaba empapada el rostro y cabello por la lluvia.

En la parte trasera de esta casa hay un granero, puede servirles para protegerse de la lluvia, dijo el anciano.

¡Gracias¡ dijeron Vegueta y Milk.

¡Disculpen que no pueda ofrecerles un habitación dentro de la casa pero no soy el dueño de la misma, decía el hombre.

No se preocupe, dijeron Vegueta y Milk.

Los acompaño dijo el hombre.

¡Gracias¡ dijeron el par de jóvenes mientras caminaba a paso rápido tras el hombre para evitar mojarse más de lo que ya estaban.

"En medio de la Tempestad"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora