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—¿Como entro?— hablo el detective viendo el edificio viejo frente a el. El mapache solo se acerco e hizo un intento para empujar la puerta de madera, esta ante la poca fuerza del animal no cedió.
Ranpo, por su parte, se acerco a la puerta y la empujo con fuerza. No se movió ni un centímetro. Impaciente le dio una patada, pero, a pesar de sus esfuerzos la puerta no se abrió. Soltando maldiciones busco alguna entrada, su mirada se ilumino cuando vio una ventana entreabierta.
Agarro al mapache y lo lanzo por la ventana, seguido de esto se escucho un golpe en seco acompañado del chillido del animal, como pudo se trepo a la ventana y se aseguro de que el animal estuviera bien. Cuando por fin estuvo dentro, camino entre la oscuridad, se sobresalto al pisar trozos de vidrio los cuales hicieron un sonoro ruido, el cual se transformó en un fuerte eco que se abrió paso en el lúgubre silencio, formando así, un ambiente pesado. El fuerte aroma a alcohol corrompió su respiración, obligándolo así, a cubrir su nariz, su rostro se deformo en una mueca de asco. Avanzo, entrecerrando los ojos queriendo ver algo en la bruma que se extendía frente a el. Con dificultad logro divisar una silueta recostada sobre el piso. Su cuerpo reacciono de manera inmediata, tirándose al suelo, tratando de auxiliar a su amigo. Frustrado, tomo su pulso, sin embargo, no percibio las características contracciones en su cuello. Sintió, en todo su ser, una punzada de impotencia y pánico, la extraña mezcla de sensaciones, le provocaban un estremecimiento mortificante. Aproximo su oído al pecho de Poe, tampoco se escucho nada, era como si estuviera vacio por dentro. Inconscientemente, una oleada de agitaciones atravesó su cuerpo. Aunque no tardo en percatarse de una cálida pero débil brisa, igual a la del viento primaveral acariciando sus oscuros cabellos. Alzo la vista y se encontró con un par de ojos mirándolo asombrado.
― ¿Qué haces aquí? ― El escritor se reincorporó y Ranpo hizo lo mismo.
―Olvide mis lentes aquí.― se excuso.― Además, Karl estaba cerca de la agencia perdido y asustado, ¿Qué clase de dueño eres?― Cuestiono.
―No te interesa y solo lárgate.― dijo de forma brusca, levantándose.
― ¿Por qué actúas así de raro?― pregunto.—No te levantes asi derrepente, ¿Que te ocurrió? ¿Fueron los d...—Se quedo callado cuando el escritor le dio la espalda.
― ¿Dónde esta Karl?― miro a su alrededor dándose cuenta de que todo estaba oscuro, ¿Cuánto tiempo durmió?
—No me cambies el tema.
Allan lo ignoro y camino hacia la ventana abriendola y percatándose de que la luna estaba en su punto mas alto.
— ¡hey!, no me ignores, si estas molesto conmigo, ¿porque no solo lo dices? — Ranpo empezaba a hartarse, venia a ayudarlo ¿y asi le contestaba?
— ¿Encerio quieres que lo diga?— Se agacho y con la poca luz que se colaba por la ventana, Poe agarro los lentes, los limpio delicadamente con un paño que encontró por ahí y se los estiro a Ranpo.—Ahora que tienes lo que buscas ¿podrias irte? — Lo miro de una forma despectiva, a lo que el detective se sintió confundido por su actitud.
— ¿Que te pasa?, nunca actúas asi, ¿Te drogaron o algo? — Ranpo se acerco. — ¿Acaso ya no confías en mi? — Lo tomo por la manga de su camisa y la sostuvo con fuerza.
Allan, por su parte se quedo callado, apretó los labios e intento soltarse del agarre del otro, este solo se aferro mas.
— ¡SUELTAME! ¿¡QUE NO ENTIENDES!? ¡NO TE QUIERO CERCA! — Le grito y con un ademán brusco se deshizo del agarre de su compañero, empujándolo.
— ¿¡NO ME QUIERES CERCA!?— Vocifero con duda.
— ¡NO! — Allan contesto devuelta.
— Estoy haciendo lo posible por entenderte. — Suavizo su tono de voz. — Por favor... — murmuro. — Dime que es lo que ocurre. — dio un par de pasos en su dirección. — Sabes que siempre estoy para ti. — Levanto su rostro y le dedico una sonrisa sincera.
— ¿Eres el detective mas inteligente del mundo y no puedes deducir lo que me pasa? — susurro desviando la mirada y abrazándose a si mismo.
Ranpo ladeó la cabeza confundido, no conocía ese lado tan bipolar de Edgar. Procurando mantener la calma le tomo delicadamente la mano a Poe.
Este en un impulso, convenciéndose de que lo que estaba a punto de hacer era por todo el licor que bebió apretó los ojos con fuerza y tomo a Ranpo bruscamente por los hombros, estampando sus labios. Podria jurar que los labios del detective sabian a una rara combinación de canela y chocolate. El beso no duro mucho pero cuando se separaron, ambos estaban sonrojados.
— ¡Ranpo-kun!— Exclamó soltando sus hombros. — Y-yo no s-sabia que hacia, M-me deje llevar, y-yo deberás, ¡l-lo siento!— Sentia el corazón retumbarle en los oídos y controlado por los nervios dijo un montón de cosas desatinadas.
— Poe...
— ¡D-deberas lo s-siento! Te llevare a c-comer algo como compensación.
— Poe...
— P-pero supongo ya no quieres estar conmigo. Debo resultarte asqueroso.
— ¡Edgar Allan Poe! — El detective alzo la voz diciendo su nombre, el nombrado guardo silencio. — Ah... Eso no me lo esperaba.— Suspiro tocandose la frente.
— ¿N-no estas molesto? — Pregunto avergonzado.
— No..., solo no me lo esperaba de ti— dijo. — Pero... Aun asi, ¿Tanto drama por eso?— pregunto mirándolo con cierta ironía.
—Lo siento... Te cause molestias— Poe agacho la cabeza. Creía que su mente era un cielo despejado, el nerviosismo, las nubes grises y sus ganas de llorar la tormenta.
— Poe-kun... Yo...— Ranpo inhaló todo el aire que pudo. — Yo... No siento lo mismo que tu... Lo siento.
