1. Un viejo amigo

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Tras recuperar la mayoría de mis recuerdos y conocimientos, me desplomé en el suelo de la estancia. No sé cuánto tiempo pasé inconsciente, pero cuando desperté, la luz que entraba por la ventana iluminaba completamente la habitación. Ya no estaba en aquella estancia circular, sino que me encontraba en un dormitorio. La cama era muy ancha y, sobre todo, lujosa. Las sábanas estaban confeccionadas con distintos hilos de colores, entre los que predominaba el dorado. La almohada y el colchón eran muy cómodos, tanto que podrías creerte que estabas en el cielo, dado que estaban rellenos de plumas de gran calidad.

Me levanté cuidadosamente y me dirigí hacia la ventana. Era muy sencilla, pues solo había un marco de madera, con diferentes trozos cruzados formando cuadros más pequeños. Aunque lo que más me impresionó fue que al abrir la ventana, divisé todo un bosque denso y muy hermoso a la izquierda, varias aldeas en el centro e incluso pude observar una especie de costa a la derecha. El conjunto era hermoso, pero vi que a lo lejos, se levantaba una gran ciudad rodeada de enormes murallas de piedras.

De repente, se me nubló la vista y, aunque esta vez no me caí, sí que me tuve que apoyar en el marco de la ventana. Cuando recuperé la visión, ya no me resultaba extraño. Lo recordaba. Reconocía esa tierra, con sus montañas, sus ríos, las ciudades, sus playas y sus bosques. Era la Península de Khorinis.

Escuché el ruido de la puerta abrirse, lo que hizo que abandonase mi estado de shock. Apareció el anciano de la otra vez con una bandeja de comida que parecía muy apetitosa.

- Buenos días, Valerian. ¿Recuerdas mi nombre, viejo amigo?- me preguntó.

Me sorprendió haber entendido perfectamente su oración. Sin embargo, esa sorpresa desapareció cuando nuevamente me dolió la cabeza, pero esta vez solo fue un segundo. Al terminar de hablar el anciano, contesté casi sin pensar.

- Buenos días, Kilv. Amigo mío, ¿Cómo has estado? ¿Por qué estás tan envejecido? – dije, casi sollozando de la emoción y me acerqué a él para darle un gran abrazo lleno de amistad.

- Es una larga historia, Val. Te la contaré con total detalle, pero primero desayuna. Creo que estarás bastante hambriento. – me contestó.

Asentí con la cabeza, mientras me sentaba en una mesa a la derecha de la cama. Observé la comida: una barra de pan recién horneada con aceite, jamón y queso. A la izquierda del pan, había una jarra de vino de gran calidad, pues su olor inundaba toda la mesa. Además, a la derecha, había una manzana roja como la sangre. Noté un sonido provocado por la retorsión de mis tripas al contemplar todo ese manjar.

Cuando acabé de comer, Kilv retiró la bandeja y limpió la mesa. Entonces, se sentó, me miró seriamente y me habló.

- ¿Recuerdas la batalla contra Azazel? - me preguntó.

- Solo recuerdo el inicio. Cuando los héroes de los 5 reinos trabajamos en equipo por primera vez en 1000 años. Pero hacia el final, no sé qué ocurrió. - contesté intentando recordar la escena.

- Es normal, escucha atentamente. Los héroes no pudisteis vencerlo así que os sacrificasteis para desterrarlo al mundo de los muertos. Eso explica por qué perdiste los recuerdos y que yo haya envejecido mucho más que tú. En el mundo de los muertos no avanza el tiempo, por lo que nunca se envejece. Nos reunimos todos los magos de los 5 reinos. Pero aun así, tardamos más de 20 años en averiguar cómo poder rescataros de allí. Descubrimos que para poder convocar a los héroes al mundo mortal, se necesitaba un peligro que amenazase a toda la humanidad.

- ¿Y? – pregunté, intrigado.

- Pues que ese "peligro" apareció hace un mes, así que todos los héroes de los otros reinos estarán despertando al igual que tú.

- ¿Y si apareció hace un mes, por qué no nos invocasteis antes? - pregunté con un tono un poco elevado.

- Porque nos dimos cuenta de que la magia tardaba el triple de tiempo en canalizarse que antes. Así que la invocación pasó de tardar una semana a casi un mes.

- ¿Y dónde se encuentra ese peligro?

- En las islas de Stormwind. Nos dimos cuenta gracias a que hacía un calor demasiado elevado para que se tratase de algo natural.

- ¿Por qué no enviasteis un ejército?

- Lo hicimos. Hace dos semanas. Fueron a la expedición más de mil de nuestros mejores guerreros y 200 de los más sabios magos. Pero todavía no hemos recibido noticia alguna.

- ¿Y... no pudisteis haber hecho un bombardeo de magia de nivel 5 y destruir a esa cosa?

- No. Como ya te dije antes, se tarda mucho más en realizar un hechizo y, lo peor es que, solo se puede utilizar como máximo magia de nivel tres en todos los reinos. Sin embargo, esa penalización no ocurre en las islas, pues creemos que toda la magia de nivel 4 y 5 se está canalizando allí. Por lo que nuestra única opción era convocaros, ya que los héroes podíais utilizar magia de nivel 6. Pero para ello, debes reunir a los otros 4, viajar a las islas de Stormwind y acabar con ese peligro desconocido cuanto antes, pues si la magia sigue siendo "robada", la humanidad no podrá defenderse cuando esa cosa decida salir de su guarida.

- ¿Y por qué no recuerdo nada de la batalla contra Azazel ni ninguno de mis conjuros mágicos?

- Es un efecto secundario. – dijo, moviendo la mano para quitarle importancia. - Ten en cuenta que si tu desarrollo corporal se detiene en el mundo de los muertos, también debe detenerse tu mente. Es decir, que tu mente lleva dormida más de 40 años. Es normal que tengas varias lagunas mentales. Iras recuperando tus recuerdos poco a poco.

Asentí con la cabeza lentamente e iba a hablar, cuando Kilv me interrumpió.

- Antes de que digas nada, quiero que te quedes varios días aquí. De ese modo, puedes recuperar casi todos tus conocimientos olvidados sobre la magia. Tengo una gran cantidad de libros en mi biblioteca. Además, llevo más de 40 años sin ver a mi mejor amigo y me gustaría entrenar con él para ver que este anciano sigue estando en forma. Los dos ganamos. ¿Qué te parece?

- Hmmm... Está bien. Tú ganas.

Ambos nos levantamos y nos estrechamos las manos, aceptando la oferta. Además, sinceramente, no tenía otro sitio donde quedarme, al menos hasta que recuperase mis conocimientos y mi práctica en el combate. 

Valeriam, La Leyenda OlvidadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora