Capítulo 22

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Me levanté después de una noche de tanto bailar. Estaba “Muerta marica, muerta” salgo de las sábanas, entro al baño, me ducho rápido, me visto y bajo a hacer el desayuno.

Primero que nada hice algo sencillo, para él un zumo de naranja, un plato de frutas, panquecas con crema batida por arriba, un poco de miel, y una taza de café por si se da el caso.
Para mí solo un tazón de frutas con granola, y una taza de café.

Llevé su desayuno a su habitación, lo desperté entregué su desayuno fui a la cocina en busca del mío y subí a mi dormitorio.

Una silueta se hace presente en el marco de mi puerta.

—Gracias por el desayuno.

—No es nada.

—Para mi si lo es. Yo no quise lastimarte, tú me interesas mucho, y no quiero seguir así contigo. No quiero que me odies—. Dice acercándose.

—No te odio, no hay rencores.

—Perdóname por favor.

—No lo sé.

—Quiero ayudarte a saberlo—dice mientras llega a mi lado—Quiero que lo sientas.

Acerca su rostro hacia mi, no tengo ganas de mover mi rostro. Me besa, lo beso, nos besamos, y simplemente no tengo deseos de apartar sus labios de los míos.

La falta de oxígeno se hace presente, juntamos nuestras frentes mientras nos miramos, nos besamos más lento y profundo, mientras nos besamos Ares me recuesta sobre la cama, se separa de mi.

—Te amo, te amo con todas las fuerzas del mundo, y no pienso arruinarlo de nuevo.

Iba a decir algo cuando hace que me calle besándome.

—No digas nada. Solo vive el momento, y quiéreme, quiéreme como solo tú lo haces, como solo tú lo sabes hacer.

—Ares—digo apenas audible—yo también te amo.

Cada contacto que tienen sus labios con los míos es una especie de magia que solo él me hace sentir, y algo que solo él puede deshacer con una torpeza.

Secuestrada por el amor©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora